Maristas: un siglo educando en valores

Segovia y León celebran los cien años de la llegada de los primeros hermanos y Valladolid, los 75

Inicio de curso en el patio interior del antiguo centro educativo La Inmaculada, en Valladolid ARCHIVO MARISTAS

H. DÍAZ

LA Segunda República frustró el primer intento para que los Hermanos Maristas se instalasen en la provincia de Valladolid, así que tras un breve periodo en Medina del Campo -el Colegio de San Rafael fue fundado en 1920 por la Provincia de León-, fue en el año 1943 cuando llegaron finalmente para quedarse. «Acabada la Guerra Civil, la ausencia de universidades en el norte de España obligaba a todos los que querían hacer carrera universitaria a desplazarse a Madrid o Castilla. Esa fue la causa de que los Maristas se fijasen en Valladolid», recuerda el director general del colegio La Inmaculada, el hermano Máximo Blanco.

Allí, en la capital vallisoletana, los tres primeros hermanos que se trasladaron pusieron el ojo en el colegio «La Providencia» para realizar su obra social mientras se formaban. Se trataba de un centro educativo que gestionaba una familia y que funcionaba como internado con huérfanos de médicos y guardias civiles de toda España. «Vivieron un año con ellos y en 1944 decidieron que les gustaba y cambiaron ya el nombre por el de La Inmaculada»», añade el hermano Blanco.

Hitos en Valladolid

De ese desembarco en la ciudad se cumplen ahora 75 años que el centro quiere celebrar de manera discreta con actos salpicados a lo largo de todo el curso escolar, entre ellos, la colocación de una placa en el lugar donde estuvo el primer colegio. Desde aquel verano de 1944 son muchos los hitos vividos, entre ellos -recuerda Máximo- el paso al barrio de la Huerta el Rey en el curso 1971-1972, el cambio de privado a concertado (viendo que al final no era tan entrometido como en principio se temía con la llegada de Felipe González a la Presidencia del Gobierno) y a nivel deportivo, haber sido filial del Baloncesto Valladolid.

Descubrimiento de una plaza conmemorativa en el Colegio La Inmaculada de Valladolid

Hoy, con la congregación mucho más reducida que en los 60 y 70 -entonces no se concebía el colegio con seglares y actualmente sólo quedan dos activos en la educación-, dice el director de La Inmaculada que su «fuerte» sigue siendo el mismo, ver la educación como «un medio para transmitir todos aquellos valores que se aportan desde el Evangelio; la fraternidad, la caridad, la solidaridad, el respeto y la convivencia».

Asimismo, destaca la vocación de la congregación fundada por Marcelino Champagnat para «estar al tanto de las últimas novedades pedagógicas», que actualmente llevan a las aulas a través de proyectos basados en la Teoría de las Inteligencias Múltiples y también otros de Aprendizaje y Servicio con los que pretenden trasladar el valor de la solidaridad a sus 1.200 alumnos.

Silván y Majo, en la celebración del centenario de los centros San José y Champagnat, en León ICAL

Silván y Majo, entre los alumnos

El de La Inmaculada no es el único centro de los Hermanos Maristas que está de celebración este curso. El pasado 29 de noviembre los centros San José y Champagnat de León celebraban de la mano de dos de sus «ilustres» alumnos, el alcalde Antonio Silván y el presidente de la Diputación provincial, Juan Martínez Majo, uno de los actos principales de su centenario. Allí, el hermano Francisco Calleja recordó que fue el 12 de septiembre de 1918 cuando cuatro Hermanos Maristas franceses traspasaron el umbral de una casa en el número 42 de la calle Alfonso XIII (hoy calle de la Rúa) para instalarse y solo dos meses más tarde, el 11 de noviembre de ese mismo año, comenzaba su tarea educativa en León en dos locales convertidos en aulas cedidos por el Obispado en el Centro Obrero Católico, donde ellos mismos tuvieron que construir las mesas para los 60 alumnos con los que comenzaron. En ese acto, tanto Silván como Majo recordaron que «lo más importante» que aprendieron en el centro fue «el respeto a los demás» y los valores de convivencia y trabajo en equipo, inculcados también a través del deporte.

Plaza conmemorativa en el colegio Nuestra Señora de la Fuencisla en Segovia

Asimismo, celebra cien años de presencia marista Segovia, desde que la congregación fundase en 1918 la Escuela Popular Nuestra Señora de la Fuencisla con 150 alumnos. Fue a principios de la década de los 70 cuando se trasladaron a su actual sede, en El Pinarillo, que hoy cuenta con más de 700 estudiantes, apunta su director, el hermano José Luis Marijuán. Durante este curso pondrán en marcha varias iniciativas para recordar la efeméride, entre ellas la edición de un libro y una exposición de fotografías que inaugurarán en enero en el Torreón de Lozoya. El objetivo, añade el director, es «evocar el recuerdo de un montón de maristas, profesores, alumnos y familias» que han tenido vinculación con esta congregación y han sabido perpetuar esos valores de «sencillez y trabajo» que imprimieron en su día a los estudiantes los cuatro primeros hermanos que llegaron a la capital del Acueducto.

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