Lleno en la Barcaza del Duero

El Ayuntamiento de Zamora pone en marcha una embarcación turística al estilo medieval para unir dos barrios. En su primera semana, ha llenado todas sus plazas

La embarcación «Barcaza número 1», en las aguas del Río Duero en Zamora M. ÁLVAREZ

ALBERTO FERRERAS

Desde la Edad Media fue un medio de transporte popular para cruzar el río, especialmente utilizado cuando no había puentes, éstos estaban derruidos o en obras, pero a lo largo del siglo XX las barcazas usadas para unir pueblos situados a ambas orillas del río fueron desapareciendo. En la provincia de Zamora, en el entorno de los ríos Duero y Esla, se llegaron a documentar hasta diecinueve barcas de este tipo que tenían un uso habitual. De ellas, la última superviviente fue la utilizada en Villaflor para unirla con la localidad vecina de Villanueva de los Corchos, usada hasta 1998 y posteriormente restaurada por los vecinos de la localidad para uso turístico.

Inspirándose en el diseño y el modo de funcionamiento de esa embarcación y viendo además el potencial que tiene como reclamo turístico, el Ayuntamiento de Zamora ha decidido este verano recuperar el oficio de barquero y el medio de transporte fluvial como forma de unir dos barrios. Para ello, el arquitecto Pedro Lucas del Teso ha diseñado una embarcación tradicional, que han bautizado como «Barcaza número 1», y que este mes, en plena ola de calor, ha comenzado a funcionar para acercar los barrios zamoranos de Olivares y San Frontis.

La barca recorre de miércoles a domingo, durante dos horas por la mañana y otras dos por al tarde, los 200 metros que separan ambas orillas del Duero. La ubicación no es casual, ya que se trata de pantalanes situados en emblemáticos lugares, a un lado al pie de las aceñas medievales de Olivares y al otro en la orilla de la playa de Los Pelambres, una zona de ocio y baño de referencia en el verano zamorano. Por el camino, el transporte fluvial permite descubrir una estampa inédita del casco antiguo con la Catedral, los templos románicos y la muralla medieval vistos desde una nueva perspectiva. Comenzó a funcionar el pasado 3 de agosto, con una afluencia de doce viajes diarios, y su comienzo no ha podido ser más exitoso. En su primera semana, todos los viajes, excepto el primero matutino del pasado jueves, han ido al completo. La embarcación es utilizada indistintamente por niños y mayores, turistas y zamoranos e incluso por viandantes y ciclistas.

Inicialmente la barca es de uso gratuito y funcionará hasta finales de septiembre pero la intención del Ayuntamiento de Zamora es dar continuidad a la iniciativa y ampliarla a los siete días de la semana para hacer cotidiano lo que todavía es la novedad del verano en la ciudad.

La seguridad, lo primero

Este nuevo recurso turístico y de uso ciudadano ha permitido también recuperar la profesión del barquero y quien realiza ese cometido es Aritz San Segundo, que asegura a ABC que lo primero en su trabajo es la seguridad, por lo que nunca permite sobrepasar el máximo de catorce plazas de la embarcación, siempre tiene listos los flotadores y chalecos salvavidas y, si hay tormenta, el río está muy revuelto o se da alguna otra circunstancia que pueda hacer peligrar el viaje, no lo efectúa. La barcaza es de madera, tiene forma romboidal para sortear mejor la corriente del río y está unida a ambas orillas por un cable del que es necesario tirar para moverla. En ocasiones, los pasajeros quieren vivir también la experiencia de ser barquero y algunos se ofrecen a ayudar a Aritz a tirar del cable para mover la barca.

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