Sociedad

Los incendios provocados se «disparan» en el año más seco y queman 34.000 hectáreas

Casi siete de cada diez fuegos fueron intencionados frente a una media del 50 por ciento

Trabajos de extinción del incendio en el municipio de Silván (León), uno de los últimos registrados el pasado octubre ICAL

M. GAJATE

En los primeros meses del año y en primavera la ausencia de precipitaciones dio lugar a una mayor «oportunidad» para efectuar quemas con el fin de generar pastos, por causas cinegéticas, limpieza de montes... Después, la situación no mejoró. Con el verano llegaron los habituales pirómanos estivales, que, en esta ocasión y «aprovechando» la sequía, buscaron «hacer el mayo daño posible». Por unos y por otros, el resultado es que en este 2017 más de 34.000 hectáreas de Castilla y León han quedado arrasadas por las llamas tras haber sido provocadas deliberadamente por la mano del hombre. Una «elevadísima intencionalidad» que se ha incrementado con respecto a años anteriores, de manera que el número de fuegos de esta naturaleza coparon entre enero y octubre el 67% del total frente a la media de los últimos años de la mitad de los supuestos.

Así, las llamas intencionadas se «han disparado» en este año complicado por la sequía y las altas temperaturas. Han sido el triple que en 2016, con 1.715 fuegos de esta naturaleza de un total de 2.548 registrados entre enero y octubre, reconoció ayer el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, durante su comparecencia en las Cortes para dar cuenta del balance de la campaña de riesgo alto de incendios. Una situación ante la cual reflexionó que en lo que respecta a los supuestos fuera de verano que responden a intereses sobe los terrenos «no son justificables» pero son «explicables. Se pueden entender». Lo que «no puede» comprenderse es el «ánimo de hacer daño» que mueve a los pirómanos que prenden la mecha en agosto, de noche, cuando no vuelan los medios aéreos y en lugares inaccesibles.

13 incendios grandes

Ejemplos de intencionalidad fueron los trece grandes incendios registrados en esta campaña en Castilla y León, aquellos que superan las 500 hectáreas y que en todos los casos fueron provocados y en ellos prendieron más de 31.000 hectáreas. También destacó el consejero otros casos como los siete focos que el 12 de septiembre se declararon en Valdesamario (León) o los cuatro provocados el 15 de agosto a lo largo de la carretera que une Fabero con Páramo del Sil, en El Bierzo. El incremento de los fuegos provocados coincide este año con el descenso de los causados por negligencias o accidentes derivados de prácticas agrícolas. Y es que con la disminución de cosechas ha habido menos trabajos con maquinaria que si en la última década habían estado detrás del 38% de los fuegos, este año han sido responsables de un 21%.

El alto grado de intencionalidad ha sido una de las principales características de la ya concluida campaña de incendios. La otra gran protagonista: la meteorología adversa. La sequía previa había dejado una vegetación que ya empezó el año con estrés hídrico y las altas temperaturas han sido una constante con récords en todos los meses menos septiembre. A ello, se sumó una baja humedad y unos caprichosos y «erráticos» vientos que impedían la extinción. Un escenario en el que las llamas eran complicadas de controlar, se reproducían con facilidad y, en definitiva, eran de «muy difícil ataque».

Con estas condiciones, el balance es de 2.548 incendios entre enero y octubre, un 49 por ciento más que la media de la última década, en los que se han quemado 40.114 hectáreas, de las cuales 10.380 eran arboladas, una cuarta parte. Las cifras reflejan que «el problema han sido los incendios fuera de verano», aseguró el consejero. En este sentido, destacó que el 72% se registró antes y después del estío -la media es del 53%-. De hecho, entre julio y septiembre, ha habido menos de lo habitual. Eso sí, la virulencia ha sido peor.

Pacto político

Los niveles de emergencia ante el riesgo para bienes, personas o grandes masas arboladas se han declarado hasta en 45 ocasiones, cuando la media es de 38, sobre todo en las provincias de León y Zamora, que siguen siendo el foco de las principales llamas. La mitad los incendios y el 76% de la superficie quemada se localiza en estos dos territorios.

Dicho esto, el consejero quiso defender la labor de los profesionales de lucha contra incendios y sostuvo que se cuenta con los medios «necesarios» y «dimensionados» de acuerdo a las circunstancias. En vista de la disconformidad de la oposición con respecto al operativo volvió a tender la mano para sentarse a negociar todos los grupos en torno a esta materia que, a su juicio, debe reunir el consenso. La oposición se mostró dispuesta a analizar el asunto, pero puso varias lineas rojas, entre las que destaca un mayor presupuesto en prevención y el aumento de los meses de contratación del personal.

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