Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Inaugurar el pasado

«...Por ahí anda el futuro de esta tierra. Recordarnos a nosotros mismos el patrimonio del que somos legatarios»

ICAL

Inaugurar un castillo, ahí es nada. Como si estuviéramos en el medievo pero yendo duchados, con agua caliente, de casa. El siglo XXI no es un siglo para castillos. Porque con pladur no se levantan inexpugnables fortalezas, sino pisitos utilitarios de extrarradio en los que los jóvenes no alcanzamos a independizarnos. El siglo XXI es precisamente la modernidad líquida de Bauman que no deja hueco, ni cimientos, para la solida robustez de una fortaleza. De ahí que sea un espectáculo que se inaugure un castillo en pleno 2019 aunque el castillo, en verdad, ya estuviera ahí.

Fuensaldaña, con su castillo y sus almenas apuntalando la tarde y la historia. Una historia que le pasa y que le pesa y por eso convenía restaurarlo. Ayer lo inauguraba -tras meses de obras- Jesús Julio Carnero y Juan Vicente Herrera después de que le hayan «desacralizado» los escaños y le hayan devuelto el feudalismo, que es lo suyo y lo que quiere ver el turista cuando visita un castillo. Llevar el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León en el 83 a una fortaleza medieval fue una idea romántica que parece que se le hubiera ocurrido a uno de Lepe en un chiste.

Coincidieron también Herrera y Mañueco. Mañueco y Herrera, que siguen todavía en ese «tanto monta» hasta mayo que hizo dudar a alguno sobre quién iba a cortar la cinta.

«Del viejo torreón de Fuensaldaña», que escribió Zorrilla, como un faro en medio de los montes de Torozos, salimos ayer todos por la tarde tras la inauguración convencidos de hipotecarnos para comprarnos un castillo reformado y listo para entrar a vivir. Como si fuéramos Eugenio Fontaneda, mismamente. Y nos olvidamos por un rato de nuestros sueldos, hipotecas y los pisitos piloto de pladur.

Reinaugurar, siglos después, nuestro pasado. Restaurarlo. Porque por ahí anda el futuro de esta tierra. Recordarnos a nosotros mismos el patrimonio del que somos legatarios. No a la manera de Santiago Abascal, que quiere empezar la Reconquista que es una cosa que dejaron ya hecha los Reyes Católicos después de pasar su luna de miel en Fuensaldaña. Me refiero a restaurar lo nuestro, joyas como este castillo, porque el pasado puede ser el único futuro de los pueblos de por aquí.

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