Condenada una vidente por estafar más de 100.000 euros en rituales para curar un «mal de ojo»

La «tarotista» brasileña será expulsada de España y no podrá volver en diez años

ÁNGEL DE ANTONIO

M. G.

En situación de «angustia, miedo o desesperación» recurrieron a una «tarotista» para que les ayudara a solucionar problemas de salud, rupturas sentimentales o un mal de ojo. Lejos de socorrerles les hacía formar parte de un «hechizo» que funcionaba alimentándose de dinero y propiedades, que por arte de magia finalmente desaparecían. La Audiencia Provincial de Burgos ha condenado a tres años y medio de prisión a esta estafadora que llegó a apoderarse de más de cien mil euros de un solo cliente que quería despojarse de su mala suerte .

La sentencia sustituye la pena de cárcel por la expulsión del país de la «tarotista» brasileña, con prohibición de regresar a España durante un plazo de diez años por un delito de estafa y dicta también una indemnización de 135.000 euros para los denunciantes . Una cantidad que no logró sola, sino con la ayuda de un cómplice, su pareja, contra la que no se ha formulado acusación al encontrarse en situación de rebeldía.

El modus operandi era el siguiente. El cliente acudía al tarot improvisado en el domicilio de la condenada y su pareja. Allí, ella les explicaba que iba a hacer un conjuro que implicaba que las víctimas introdujeran dinero o bienes en un determinado espacio: un bolso, un neceser, un maletín. El mismo se cerraba con dos candados. La estafadora se quedaba con la llaves y pero ellos se llevaban consigo sus alforjas. Cada vez que regresaban, se incorporaba más dinero, hasta que un fatídico día todos tenían que volver para una última sesión en la que «romper el hechizo» y recuperar todo. Se encontraron el piso vacío y se apresuraron a abrir sus respectivas bolsas para comprobar que en su interior había sólo recortes de papel.

La «tarotista» había dado el cambiazo en algún momento de la última sesión y huyó con el botín de tres estafas. La primera de las víctimas perdió 101.000 euros y 24 piezas de joyería; un segundo cliente, 34.000 euros; y una última, 9.500, habiendo renunciado ésta a indemnización. Las denuncias dieron pie a una orden de detención y entrega que llevó a su arresto en Colombia casi un año después. Ahora ha aceptado una condena por conformidad que conlleva su expulsión de España y la devolución del dinero y las joyas de las que se apropió.

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