Ocio

Espectáculos de vanguardia invaden Burgos

En la XIX edición de Escena Abierta se podrán ver 22 representaciones que mezclan artes plásticas y nuevas tecnologías

La compañía suiza Lálakran, en una edición anterior de escena abierta ICAL

PEDRO SEDANO

La ciudad de Burgos se llena hasta el 21 de enero de espectáculos de vanguardia en seis escenarios de la ciudad. En la XIX edición de Escena Abierta se podrán seguir 22 representaciones de seis compañías que, como es habitual desde el nacimiento de ese certamen, mezclan artes plásticas con videocreación y nuevas tecnologías, como la realidad aumentada.

El programador cultura del Ayuntamiento, promotor del festival con el apoyo de la universidad y la Fundación Caja de Burgos, asegura que Escena Abierta vuelve a apostar por la libertad creativa y lenguajes escénicos arriesgados, en esta edición con la «Diversidad artística» como eje de todos los espectáculos. Burgos fue la ciudad pionera en diseñar una programación de vanguardia concentrada en unos pocos dias y Escena Abierta es uno de los pocos certámenes de este tipo que ha sobrevivido a los años de la crisis en España.

Para esta edición, Agnes Matheus y Quin Tarrida pone en escena «Rebota, rebota y en tu cara explota»; Animal Religión propone una inmersión en media tonelada de barro en «Fang»; y Mos Maiorum reflexiona sobre el drama de los refugiados. Además, Hermanos Picohueso llevan al escenario «Nadie va a los cumpleaños en verano», basada en cisnes que se reflejan como elefantes; Extremo se inspira en Dali para representar «Oblivion»; y Juan Navarro extrena en España «Nadie es una isla», que presenta como una investigación sobre la realidad virtual. También se han programado espectáculos con denominación de origen burgalesa, como la «Biblioteca de ruidos y sonidos», de José Antonio Portillo; una película autobiográfica de Santiago Cartujo: «Camino de Santiago»; y un concierto de «Romo y los Cromos».

Pese a la amplitud de la programación, Escena Abierta no es un festival especialmente caro, lo que le ha ayudado a resistir los años de mayores apuros económicos, que han afectado de manera muy especial a la cultura. Se nutre de los 50.000 euros que aporta el Instituto Municipal de Cultura y otros 45.000 que cubren la Fundación Caja de Burgos y la Universidad de Burgos. Para Óscar Martínez, de la Fundación Caja de Burgos, es un «festival superviviente», que ha conseguido ser conocido y reconocido en el programa nacional de artes escénicas de vanguardia.

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