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Enoturismo: entre viñas anda el juego

Castilla y León es la comunidad autónoma que más rutas del vino certificadas tiene de España

Ruta en bici por los viñedos de Cigales

IVÁN TOMÉ

El mundo del vino, siempre con la tradición por delante, nunca deja de renovarse y adaptarse de la mejor manera posible a los tiempos que corren. Y esta actualización no solo se realiza en los procesos de producción. La forma de «vender» el vino también ha cambiado y el enoturismo ha irrumpido con fuerza para posicionarse como una de las iniciativas más importantes para las bodegas y las Denominaciones de Origen, no solo para dar a conocer sus vinos y obtener beneficios económicos, sino para ofrecer cultura, historia, gastronomía y naturaleza, todo en un mismo paquete.

Castilla y León, con toda su tradición vitivinícola, no se ha quedado atrás en el campo del enoturismo . A las 13 Denominaciones de Origen hay que sumarle seis Rutas del Vino certificadas , como son las de Ribera de Duero, Rueda, el Bierzo, la Sierra de Francia, Arlanza y Cigales, las cuales están totalmente enfocadas al turismo enológico, un campo que, como asegura la gerente de la Ruta del Vino Ribera de Duero, Sara García, «goza de buena salud en Castilla y León, prueba de ello es que la Comunidad es la que más rutas certificadas tiene y, en el caso de Ribera de Duero, la tercera más visitada de toda España, solo por detrás de Jerez y Penedés». En referencia a este tema, la gerente de la Ruta del Vino de el Bierzo, Manoli Escudero, cree que se está apostando mucho por la enogastronomía en la Comunidad, ya que es una región que tiene «mucho que ofrecer en ese sentido y estamos en un momento idóneo para llevar a cabo estas iniciativas».

«Es un momento idóneo para el enoturismo»

Aun así, a pesar de que las cosas se están haciendo bien, García apunta que es un modelo turístico «al que aún le queda mucho recorrido y falta mucho por explorar» para decir que está totalmente consolidado en Castilla y León, palabras que concuerdan con las de Manoli Escudero, que asegura que todavía queda «mucho bueno por hacer en este campo». Una opinión que comparte, en parte, el director técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arribes del Duero , Carlos Capilla, ya que cree que depende mucho «de la zona de la que hablemos». Por ejemplo, en la «Milla de oro», es decir, las bodegas que se encuentran en la carretera que une Aranda de Duero con Valladolid, como son Vega Sicila, Abadía Retuerta, Protos o Arzuaga, entre otras, el enoturismo está «perfectamente instaurado», pero otras como Arribes, la Sierra de Francia o el Bierzo «están en esos primeros estados de conseguir un buen enoturismo». Sin ir más lejos, en Arribes están ultimando la creación de la Ruta del vino de la misma marca, lo que implicaría aglutinar enotecas, alojamientos, hoteles, bodegas, etcétera. «Tener una ruta certificada es el «top» al que puedes llegar», explica Capilla.

Visita guiada en una de las bodegas de la Ruta de la DO de Cigales

De la misma forma piensa el gerente de la Ruta del Vino de la Sierra de Francia, Rubén de Arriba, que cree que, aunque Castilla y León tiene ya experiencia en este campo, todo depende «de la zona geográfica y las rutas que se miren». En su caso, están «empezando a despegar» y ya este mismo otoño ofrecerán una «atractiva» oferta enoturística. En este sentido, de Arriba celebra que la Junta esté haciendo «una apuesta muy fuerte» para que el enoturismo se afiance como «oferta de interior» y que los turistas vengan a la Comunidad cuando no es «ni Semana Santa, ni puente ni verano, sino que se acerquen en los fines de semana».

Por su parte, el gerente de la Ruta del Vino de Cigales, Miguel Ángel García, admite que las acciones en cuanto a enoturismo se refiere se están haciendo «muy bien», pero que en otros países, como puede ser Francia, o incluso dentro de nuestras fronteras, como en la Rioja, Jeréz o Penedés, nos sacan «mucha ventaja» a este respecto, pero simplemente porque llevan «mucho más tiempo» en el mundo del vino y realizando este tipo de iniciativas.

Respecto a los beneficios que aportan a las bodegas las iniciativas enoturísticas, según Sara García, una gran parte deriva en la venta directa de los productos que realizan en cada bodega. Pero no es lo único. La gerente de la Ruta del Vino de Ribera de Duero explica que el 85 por ciento de las ventas del vino se realizan a través del enoturismo y las bodegas, enotecas y restaurantes de la ruta, además de que supone «una fidelización del cliente enorme porque viene a tu casa a conocer el producto y comprarlo», además de un ahorro en transportes y en la red de comercialización porque lo estás vendiendo «en tu misma bodega» y supone un abanico de oportunidades, porque enseñan a los clientes cómo realizan el producto, muestran los viñedos, y es «un gran escaparate» desde el campo del marketing para que los clientes «sean fieles a la marca».

Oferta variada

Las diferentes y numerosas bodegas de Castilla y León trabajan todos los días en el campo del enoturismo para ofrecer diversas iniciativas y que sirvan para conocer mejor su marca y sea del agrado de sus clientes.

Uno de los mejores ejemplos es la bodega vallisoletana Pago de Carraovejas, que considera al enoturismo «uno de los ámbitos empresariales más relevantes» de la firma. Por esta razón, aseguran que ofrecen una experiencia «diferente», destacando detalles como su duración, la profundidad de su contenido o la gran importancia del ámbito gastronómico. Así, durante las más de tres horas que duran sus visitas, explican toda su historia, desde sus inicios hasta la actualidad, pasando por el proceso de elaboración que siguen para crear sus vinos y haciendo «paradas en el camino» para realizar catas maridadas con elaboraciones realizadas en su restaurante Ambivium. Por esta oferta, centrada «en el visitante y los detalles», seguirán invirtiendo como hasta ahora en este campo, además de «pensar en nuevas ideas y proyectos que nos mantengan a la cabeza del sector».

Cata de vinos de la bodega Gordoncello

En la misma línea trabaja la bodega Valbusenda, ofreciendo catas técnicas y con maridaje (con queso y con chocolate), enseñando como elaboran el vino en esta bodega zamorana y, además, hacen visitas a su jardín ampelográfico, único en Castilla y León, con más de 250 tipos de uvas «provenientes de todas las partes del mundo», en las que destacan las españolas, francesas e italianas, aunque también hay de Estados Unidos, Chile o Argentina, entre muchas otras. Todas estas iniciativas, según apunta la responsable de enoturismo de Valbusenda, Isabel Hernández, se tuvieron en cuenta desde el principio de la compañía, concibiendo «que el turista pudiese venir en cualquier época del año y, sobre todo, que pudiesen visitar la bodega cuando ellos quieran».

Por último, la directora comercial de bodegas Grodoncello, Sira Burón, explica que su oferta enoturística incluye visita guiada por la ruta de la viña y el vino, «que se puede hacer a pie o en bicicleta»; el centro de interpretación del vino, que se encuentra «en una bodega tradicional subterranea»; el Museo de Variedades, con 115 tipos de uva diferentes; una bodega de elaboración y crianza y, por último, una cata y degustación de sus vinos y productos autóctonos. Estas iniciativas en las que invierten «todos los días mucho trabajo y constancia», según asegura Burón, parece calar, por el momento, entre el público más nacional que internacional, por el número de visitantes que reciben.

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