Antonio Piedra - No somos nadie

Como en el fútbol

«Mientras PP y PSOE, como partidos, no se armen de valor y prescindan de estos dos entrenadores -Mariano Rajoy y Pedro Sánchez-, la sensación de peso muerto llenará las urnas de hedor trascendente»

Antonio Piedra

El futuro del hombre se llena con esperanza e ilusión. La escenificación del terrorismo etarra, que vimos en directo el viernes, cercenó ese porvenir. Por ello el poeta escribió ayer con asco: Ni perdón ni arrepentimiento./ Sólo flema totalitaria/ de un gargajo a tiempo completo. Hoy el columnista -sentimientos aparte- habla de lo que debe: de hechos dolorosísimos. Ahora sabemos que la negoción de Zapatero con los asesinos etarras se hizo, ay, con información previa, o a posteriori que da lo mismo, al señor Rajoy. ¿Cómo encajar esto en un estado de derecho y en una democracia plena? Difícilmente.

Con todas las traiciones que quieran verse aquí y allá -la indignidad salpica a todos los partidos políticos por acción o por omisión-, hay algo irrefutable: que los totalitarios de ETA antes asesinaban en la puerta de nuestra casa y ahora no. Cierto, pero seguimos teniendo víctimas inocentes. Asunto terrible y gravísimo. Estamos en ese momento crucial de la película «Sin perdón» de Clint Eastwood: o agarramos al toro por los cuernos o claudicamos ante el crimen. Si los gobiernos siempre engañan, los gobiernos débiles, como los de Zapatero y de Rajoy, hacen del embuste subsistencia. Dicho de otra manera: con ellos en democracia Hitler o Stalin pueden ganar por votos y por goleada.

Primera conclusión visible: PP y PSOE ya han desaparecido en Cataluña y en Vascongadas. Segunda conclusión dolorosa: que verdad y justicia, como relatan los libros de historia, poco o nada tienen que ver con la democracia. Tercera conclusión futurista: que en las próximas elecciones democráticas el votante, sin cambiar para nada las reglas del juego, tiene que ejercer su voto como se hace en cualquier equipo de fútbol: jubilando a entrenadores que no ganan un partido, que pactan la derrota con el contrario, que maquillan sus fracasos como si ganaran, y que trafican con la identidad del club. Frente al mejunge de entrenadores indolentes y políticos totalitarios, sólo nos queda el voto democrático.

En Castilla y León sabemos de entrenadores sonados. Juana la Loca arrastró durante tiempo el cadáver de Felipe el Hermoso porque no quería desprenderse de él. El último ejemplo, Cifuentes: tardó 37 días en marcharse cuando tenía que haberse ido en uno. Más. Rajoy lleva años con la lentitud de los bueyes, y Sánchez se ha atascado en la cuneta sin esperanzas de que llegue. Mientras PP y PSOE, como partidos, no se armen de valor y prescindan de estos dos entrenadores, la sensación de peso muerto llenará las urnas de hedor trascendente. No es que sean perversos o mala gente. No. Pero pactar con el PNV o con separatistas catalanes por sistema, potencia el ruido de arrastre y de cadáver en mojama. El dolor de las víctimas se acrecienta y el futuro de los votantes se reduce. Letal sensación pues, como en el fútbol, o se gana o se pierde.

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