Las «chicas» de Goya
Valladolid reúne en una muestra 85 grabados que plasman la mirada «feminista» del artista aragonés
Pocos artistas se acercaron aluniverso femenino como lo hizo Francisco de Goya, alejándose de la mujer como musa para inmortalizarla en distintas facetas de la vida cotidiana. Plasmar esta proyección que hizo del mundo de la mujer el gran artista aragonés es lo que pretende la exposición «Las mujeres de Goya. Grabados de una época», que desde ayer acoge la sala de exposiciones del Museo de la Pasión de Valladolid. «La riqueza de los grandes creadores es su contemporaneidad permanente», señaló el responsable de Museos y Exposiciones de la Fundación Municipal de Cultura, Juan González-Posada, para quien a juzgar por los grabados y textos que acompañan la muestra, Goya sería percibido actualmente como un «feminista».
Explicó González-Posada que llevaba tres años detrás de esta exposición creada ex profeso para Valladolid a partir de fondos procedentes de colecciones privadas. Las obras exhibidas son una selección de las más de 200 que conforman las cuatro grandes series del artista: Los Caprhicos, 1799; La Tauromaquia, 1814-1816; Los Desastres de la Guerra, 1810-1820, y Los Disparates o Proverbios, 1815-1824.
El especialista en Goya Wifredo Rincón apuntó que precisamente fue en los grabados donde este artista, «un hombre moderno y actual» y «gran referente de la cultura universal»,, se manifestó de manera más libre y personal. Mujeres valientes como Agustina de Aragón o «La Pajuelera», la única que aparece en los 40 grabados de la serie titulada «La Tauromaquia», se suman en esta muestra a la cara más amarga de la realidad femenina, con la prostitución o misogina como protagonistas, a la vertiente más dramática -derivada de las consecuencias de la guerra- y a aquella que ejemplifica el perfil más grotesco de la sociedad de la época, representado en matrimonios forzados, el papel de las celestinas o las infidelidades. Román recordó que Goya, a lo largo de su vida, se acercó al universo femenino desde varios ángulos como demuestra también en sus retratos, en los que dejaba traslucir los «sentimientos» de sus protagonistas.
