Televisiones locales

A pesar de las nuevas elecciones generales en las cábalas y comentarios de la grey periodística, empresarial y política se ha colado de rondón el delicado tema de las televisiones locales en Castilla y León. En España, sí hubo una Transición en la prensa de papel. Se desmembró la llamada Prensa del Movimiento. Unas cabeceras cerraron y otras pasaron a manos privadas. Sin embargo, esa «democratización» no se ha dado en la radio ni la televisión. Se ha interpretado que la liberalización del sector tenía que convivir con una competencia, ¿desleal?, de las televisiones y radios públicas.

Con cierta coherencia, el PP y el PSOE de Castilla y León apoyan un modelo privado con dinero público, pero no abren la espita en el mercado regional y sí en el local. En proceso están las concesiones de TV TDT locales. Existe un grupo empresarial leonés con vínculos por varias provincias que actualmente emiten alegalmente y que esperan romper el monopolio en un tiempo. Largo camino presumimos.

En el mundo digital, los periódicos digitales denominan canal de tv a vídeos o transmisiones concretas en la red. Uno, que algo aprendió en 12 años televisivos con un poquito de responsabilidad, aclara que una televisión necesita al menos medio día de programación para ser realmente eso, una tele. Y los costes de la verdadera televisión, incluso en su fase más precaria. En esta ocasión de nuevo la técnica aventaja a la ley, a la norma, puesto que existen múltiples medios o canales para emitir y recibir imágenes. Que quieran llamar a eso televisión dependerá de si son empresas con profesionales y medios, como en lo digital, o si por el contrario son chamizos y apaños técnicos para fines comerciales y engaños al público y las instituciones. Una web con vídeos indexados no es una tele, como igual que un medio -sea de la forma que sea- no es una empresa informativa si faltan sus profesionales, esto es, periodistas, y si son colegiados mejor que mejor.