Sociedad

Acueducto: un monumento con demasiados humos

El Ayuntamiento de Segovia ultima una ordenanza para alejar más el tráfico y fomentar un suo menos «banal» y restringido del entorno

La imagen de coches aparcados esperando junto al Acueducto es habitual A. TANARRO

ISABEL JIMENO

Estoico, aguanta en pie el paso del tiempo, aunque sufre los achaques de su edad, y eso que los últimos estudios han rejuvenecido unos 20 años la partida de nacimiento del Acueducto . Junto a él, la vida pasa, pero también el progreso supone una amenaza a la que tiene que enfrentarse. Situaciones y elementos desconocidos cuando los romanos, hace unos dos mil años decidieron emprender semejante obra de ingeniería.

Es la joya de la corona en una Segovia también Patrimonio de la Humanidad y hacia la que siempre se dirigen las miradas, de curiosidad, de admiración y de alerta. Como un bebé, siempre necesitado de cariños. Y la contaminación también es para él uno de los grandes agresores. Por eso, el Ayuntamiento de Segovia ultima una ordenanza con la que quiere aumentar la protección . Una ardua tarea, nada fácil por la propia configuración de una ciudad que tiene el Acueducto como un centro de gravedad en torno al que gira la vida y la circulación. Ya se han soplado las velas de los 25 años desde aquel antes y después que supuso la restricción en 1992 del tráfico bajo sus arcos . Se dijo adiós a una imagen ahora prácticamente inimaginable, con coches e incluso camiones y autobuses enhebrando con pericia para cruzar entre los ojos más altos, donde alcanza hasta los 28,50 metros. Aunque supuso todo un cambio, pues no se concebía llegar a Segovia sin toparse frente al parabrisas con el Acueducto y dejó la ciudad dividida en dos, un cuarto de siglo después se valoran los beneficios.

«Pernicioso efecto»

Pero no ha sido suficiente para mantener a salvo al bimilenario monumento. Levantado uniendo sin cemento ni argamasa bloques de granito extraídos de la cercana sierra de Guadarrama, sus materiales también sufren . Nuevas voces hicieron levantar las alarmas este verano, asegurando que las piedra se «deshace» y el monumento está en estado «crítico». Como «irresponsables» calificaron esas palabras el Ayuntamiento , reconociendo que hay achaques de la edad y otros agentes externos que lo afectan. Si las filtraciones que lloran la piedra son uno de los enemigos naturales cuyos daños se intentan mitigar y luchar contra los nidos y excrementos de palomas tampoco supone una empresa fácil, ahora se pone el punto de mira en otros elementos no naturales.

Y la contaminación de los coches figura en el primer lugar de los efectos «dañinos». Así, la ordenanza planteada por el Ayuntamiento, con el objetivo de «minimizar el efecto pernicioso del tráfico» , propone desde la medida «inmediata» de la «restricción» de la circulación en determinadas vías del entorno a la «supresión del tráfico rodado». En los últimos días han hecho pruebas para ver cómo afectaría al tráfico alejar los tubos de escape de los pilares. La idea es que circulen algo más alejados por la zona oriental –la única por la que pasan–. Sin plazos para llevar a cabo la medida, la empresa es ardua, pues ahí confluyen varias vías, algunas de entrada a la ciudad. Supondría también que el clásico «te recojo en el Acueducto» deje de ser tan literal como ahora, con momentos día sí y día también en los que el enjambre de tubos de escape en marcha está a tan sólo unos metros.

Pero no sólo de los humos habla la ordenanza –a la que los ciudadanos pueden presentar alegaciones hasta el día 30–, en la que también se incide en «revalorizar» el entorno . Hay otra «contaminación» que afecta al monumento como es la «visual» , fruto de elementos puestos a su alrededor «desordenadamente, de forma irracional, sin criterio». Señales, carteles, publicidades... se acumulan impidiendo la vista de un monumento que cada año atrae a miles de visitantes de todo el mundo.

Vibraciones

Y también aborda el «uso impropio» del entorno , con el fin de «erradicar» esas conductas que lo dañan, como los juegos en, contra y sobre los pilares o personas que se suben a hacerse una foto. Además, hace mención a otro de los aspectos más cuestionados: el uso para actividades y espectáculos . Musicales – en los conciertos de fiestas el escenario, con sus vibraciones acústicas, se sitúa a tres metros de los sillares–, culturales, deportivas, gastronómicas... Son un sin fin las acciones que eligen como marco inigualable el Acueducto, pero para el Ayuntamiento esto también puede suponer un uso «banal» que quiere controlar, de modo que plantea «regular» cuáles se podrán llevar a cabo allí, de tal forma que se «compatibilice» el «disfrute» de dichas actividades» con «el objetivo prioritario de conseguir la máxima protección».

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