Fernando, Elena y Mauro, los tres impulsores del proyecto
Fernando, Elena y Mauro, los tres impulsores del proyecto - Luna Revenga

La Fábrica de Valores (y no es un cuento)

Vinculados al deporte desde hace casi 25 años, Mauro, Elena y Fernando están volcados en un nuevo club de baloncesto en Toledo que ofrecerá una educación integral a sus jugadores para hacer de ellos mejores personas

Toledo Actualizado: Guardar
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El lema de los espectaculares «All Blacks», la selección de rugby masculina de Nueva Zelanda, encierra una declaración de principios:«Better people make better All Blacks» (Mejores personas hacen mejores a los «All Blacks»). Esas seis palabras en inglés han inspirado a los tres profesores que están detrás del nuevo club de baloncesto «La Fábrica de Valores», en Toledo, que empezará a rodar en septiembre, con jugadores desde los 4 hasta los 15 años. «Mejores personas hacen mejores equipos» es el eslogan que encabeza el proyecto de Mauro, Elena y Fernando, tres profesores de Educación Física y entrenadores de baloncesto con muchos años de experiencia en sus manos.

Mauro Sánchez Sánchez (Toledo, 1967) explica que «La Fábrica de Valores» busca en realidad implantar una educación socio-emocional y saludable mediante el baloncesto, «y no el fútbol, que es totalmente diferente».

Profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, Mauro asegura que en este proyecto se vuelcan unas líneas de investigación y la experiencia de casi 25 años vinculados al deporte.

«La finalidad es que mejores personas hagan mejores equipos. Queremos comprobar si realmente lo conseguimos a través de este planteamiento», explica el profesor universitario.

Sin chillar

«Mauro y yo tenemos el proyecto en mente desde hace mucho tiempo», revela Elena Ruescas Novillo (Villacañas, 1970). Pero, ¿qué diferenciará este club de otros? «La formación de los entrenadores. Buscamos y vamos a formar a gente que puedan trabajar en valores. Siempre se ha dicho que el deporte transmite valores, pero si tú, como entrenador, no lo trabajas, el deporte en sí no lo hace», reflexiona esta maestra de escuela. «Si como entrenador eres el primero que chillas al árbitro, entonces no puedes transmitir el valor del respeto a tus alumnos, porque lo van a hacer igual que tú, ya que nosotros somos un ejemplo para ellos», añade.

¿Cómo está el campo de los valores entre la chavalería? «Están carentes de ellos en muchos casos. Muchas veces los chavales hacen deporte y se da por supuesto que adquieren valores, pero en realidad no hay nada concreto. No hay pautas ni una programación en valores», asegura Fernando Ruiz de los Paños Romero (Toledo, 1967). ¿Ha habido una involución en el comportamiento de los jóvenes? «Sí, en el respeto por los demás, el esfuerzo o la perseverancia. Y todo esto es lo que queremos recuperar y potenciar, algo que es fundamental para la formación de los chicos», remarca Fernando, profesor en el IES «Margarita Salas» de Seseña. «No utilizamos el castigo, sino el refuerzo positivo, fijarnos en el progreso, en reforzarlo», agrega.

¿Y sobre el comportamiento de los padres? «En el nuevo club habrá una escuela para ellos», cuenta Fernando. «Como es un programa de educación integral, ante problemas complejos hay que hacer un tratamiento complejo, y como tal los padres también jugarán y tendrán sus normas», explica Mauro. «En la escuela de padres vamos a ver cómo gestionar las emociones, el autocontrol emocional. Es una tarea de todos, de la tribu. Cualquier programa que quiera tener éxito en el desarrollo y en el rendimiento deportivo tiene que integrar padres y sociedad», considera el profesor universitario.

El proyecto, que ahora está en la fase de captación de jugadores, estudiará también la influencia de los padres a lo largo de la práctica deportiva de sus hijos. Para ello, cuentan con un grupo de laboratorios implicados en comprobar si el programa de aprendizaje deportivo, socio-emocional y de salud también se cumplirá en «La Fábrica de Valores». «Este proyecto, que incluirá prácticas de voluntariado por parte de los alumnos, va a ser una referencia nacional en cuatro o cinco años, si las cosas van bien», aventuran los tres impulsores de la iniciativa, que necesita mecenazgo. «Esto no solo será un referente para el baloncesto, sino una marca para cualquier deporte. Es innovación pura y dura, y puede modificar muchísimos comportamientos sociales a medio plazo. ¡Es la bomba!», exclama Mauro.

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