Las obras de Barrio Rey dejan al descubierto un revoco del XIX

Toledo nunca deja de sorprender. Un día aparece una estatua romana de mármol de más de cien kilos, como ocurrió el pasado mes de junio en las obras de Navarro Ledesma , y otro, aunque de forma más modesta, se descubre un revoco típicamente toledano con un trampantojo del siglo XIX. Eso es lo que ha ocurrido en una de las trece fachadas que se han rehabilitado durante las obras de reforma de Barrio Rey. En el antiguo comercio Maeso , durante los trabajos de rehabilitación que comenzaron a principios de año, se descubrió un revoco de principios del siglo XIX, un fresco único con un colorido excepcional, según explicó en su día Jesús Santolaya , presidente del Consorcio de Toledo, promotor de las obras. Ahora, sin andamios, ya se puede disfrutar de esta fachada toledana, con un revoco sencillo y trampantojos lineales imitando molduras, ventanas y balcones.

Recientemente, el Consorcio también descubrió otro similar en unas obras de la calle Hombre de Palo, número 5, otro antiguo revoco que imita en trampantojo una solería hidráulica. Esta técnica pictórica significa «trampa para el ojo» porque es una pintura que engaña al ojo humano por medio de la representación de espacios arquitectónicos o figuraciones que no existen en la realidad, pero que simulan su existencia. Su origen lo encontramos en la Antigua Grecia y, desde entonces, es habitual en ciudades y pueblos. En Toledo, hay muchos ejemplos, como el de la plaza Marrón o el de la calle Santa Fe, en la plaza de entrada al convento.

Mientras, las obras de la plaza Barrio Rey continúan con la fachada del bar Ágapo, cuyas obras se han retrasado porque existía un serio peligro de derrumbamiento. Se trata de la última fase de este proyecto, en una de las zonas más degradadas y céntricas del Casco Histórico, en el que se han invertido 332.000 euros. Se han reformado también algunos servicios urbanos (agua, electricidad, saneamiento, alumbrado público, gas y telefonía) También se ha cambiado el pavimento de la plaza y las calles, sustituyendo el canto rodado por losas de granito con acabado abujardado de diferente textura, un material que no ha convencido a los vecinos y hosteleros de la zona por su suciedad.