Un informe revela que el agua de la lluvia provocó el desprendimiento de la torre de la catedral

Ha provocado «pérdidas volumétricas en los paños y superficies de la zona inmediatamente inferior al plano de incidencia, además de erosionar y deteriorar las juntas de las piedras debido a la escorrentía»

Los bomberos, actuando el pasado14 de octubre para evitar más desprendimientos de la torre Luna REVENGA

V.S.

El informe realizado tras la inspección de las fachadas y cornisas de la torre de la catedral primada arroja datos sobre «ciertas patologías» que se han desarrollado en la torre de la catedral primada de Toledo a lo largo de los años, principalmente por causa del agua de lluvia. En un comunicado, el cabildo explica que «la acción del agua protagoniza pérdidas volumétricas en los paños y superficies de la zona inmediatamente inferior al plano de incidencia de la lluvia, además de erosionar y deteriorar las juntas de las piedras debido a la escorrentía».

El cabildo de la catedral de Toledo encargó a una empresa especializada en la conservación y mantenimiento de edificios BIC (Bien de Interés Cultural) la inspección de las torres del templo después de que el domingo 14 de octubre se desprendiera una cornisa de varios kilos. Dicho informe se ha trasladado al cabildo para su consideración y decisión del futuro próximo de su restauración.

Según el comunicado, «para la toma de datos se ha realizado una inspección visual con descuelgue vertical y documentación fotográfica. Se ha contado con un equipo de especialistas en las técnicas de trabajos verticales, con el objetivo de realizar una detección de lesiones y procesos patológicos, documentándolos fotográficamente. Dicha intervención ha podido realizarse de una manera rápida y con el menor impacto posible sobre el edificio, ya que permite montar instalaciones temporales ancladas a la estructura fija del mismo, evitando así el montaje de andamios».

Así, la inspección se ha centrado en los cinco primeros cuerpos (hasta una altura de aproximadamente 50 metros), con una superficie aproximada de 2.650 metros cuadardos. Se ha identificado los puntos de potencial debilidad por su condición arquitectónica (frisos y cornisas son los elementos más expuestos y débiles), orientación (teniendo en cuenta las diferencias de soleamiento y temperatura, además de la exposición a los vientos predominantes) y estado.

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