Amores: «Desde su silla, Stephen Hawking logró hacer tantas cosas que nadie se podía imaginar»

El director general de Deportes de Castilla-La Mancha sufre la ELA, la misma enfermedad que el carismático científico

Stephen Hawking, durante una visita a Toledo el 14 de abril de 2005. A la derecha, Juan Ramón Amores Óscar Huertas/Luna Revenga
Manuel Moreno

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«Stephen Hawking ha muerto». La red social Instagram ha dado la noticia a Juan Ramón Amores (Albacete, 1977) nada más levantarse de la cama este miércoles por la mañana. Amores es director general de Juventud y Deportes de Castilla-La Mancha y sufre la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), la misma enfermedad neuromuscular, degenerativa y mortal que padecía el carismático científico británico, fallecido a los 76 años.

« Se va una leyenda, una auténtica leyenda . A pesar de no tener esperanza de vida [cuando le diagnosticaron la enfermedad], de su cabeza sacó todas las esperanzas posibles, no solo para él, sino para el resto de la humanidad. Desde su silla consiguió hacer tantas cosas que nadie se podía imaginar», sentencia Amores.

«Tuvo un diagnóstico de dos-tres años de vida, como nos dan a todos, aunque ha aguantado muchísimo tiempo. Hay muchas teorías que dicen que fue por su positividad, la manera de afrontar la enfermedad en un momento tan duro, y por tener siempre ese sentido del humor, esa sonrisa dibujada en su rostro», describe Amores.

«Es una leyenda que deja frases difíciles de olvidar. Me gusta una que dice que lo único que cuenta es no rendirse. Es una frase que hay que explicar a todo el mundo. Por muy difícil que parezca la vida, siempre hay algo que hacer y en lo que puedes tener éxito . Esto hay que transmitirlo a todo el mundo», recomienda Amores.

«A veces, ante un pequeño problema nos ahogamos. Pero la vida es tan bonita y tiene tantas cosas... Tienes que buscar tu destino, dónde puedes ser importante, dónde puedes aportar al resto de la gente y con eso intentar tú ser una personas distinta, ni peor ni mejor, sino que aporte algo bueno a la gente que te rodea, que te quiere», espolea Amores.

El abrazo

Juan Ramón se ha levantado de la cama este miércoles con una mala noticia (la muerte de Stephen Hawking), que ha visto reparada con el abrazo de su hija, de un año y dos meses (también tiene un niño de cuatro años). «Cuando he ido a cogerla, se ha tumbado encima de mí y se ha reído; ha sido un momento de felicidad que no hubiera disfrutado en otro momento, sino que me hubiera levantado con prisas porque tenía que ir a trabajar».

Amores ve la vida con otros ojos desde las cinco de la tarde del 13 de noviembre de 2015, viernes. Aquel día le comunicaron en una clínica que padecía ELA, la misma enfermedad de Stephen Hawking. Juan Ramón estaba acompañado de su mujer, Mónica. «Lloré todo lo que pude, pero hubo un chasquido y a las siete de la tarde me fui a trabajar, aunque todo el mundo me decía que me fuera a casa». Llevaba un mes al frente de la Dirección General de Juventud y Deportes de Castilla-La Mancha.

Desde entonces, su fortaleza es mayor, es enorme, es desmedida. «Antes me derrumbaba con cualquier pequeño problema, no sabía afrontar una toma de decisiones. Con un problema pequeñito me asfixiaba. Sin embargo, ahora relativizo los problemas. A veces me planteo el mío con respecto a otras muchas causas de muerte que hay en la sociedad. Un infarto, por ejemplo, te quita la vida en un momento. Yo, en cambio, tengo un aviso que me indica que disfrute de la vida, del momento, 'acuérdate de vivir', que es mi frase».

El legado a sus dos hijos

A Juan Ramón le gustaría ver la sonrisa de Stephen Hawking siempre en la calle. « Parece que hay gente que está enfadada con el mundo . Cuando vas por la calle, debes ir feliz por que estás en el mundo. No damos prioridad a las cosas sencillas».

No tuvo fuerzas para ver la película «La teoría del todo», que Antena 3 emitió el domingo. En ella se narra la vida del brillante físico. «Cuando vi cómo andaba, leí información sobre la película y rápidamente la quité. Sin embargo, se la recomendé a todo el mundo. No leo ni mis entrevistas, intento mantenerme al margen porque esto te hace sufrir, aunque siempre intento que los demás visibilicen la enfermedad».

Amores quiere dejar como legado a sus dos hijos que disfruten, que no se agobien, que relativicen siempre lo que les pase. «Que miren a su alrededor, que siempre hay alguien que tiene una situación más complicada que la tuya. Ser buenas personas, ser empático... Una sonrisa de alguien cuando te cruzas por la calle me hace más feliz que muchas otras cosas que la gente añora», confiesa Juan Ramón.

«Yo digo mucho: 'Nadie ha vivido mañana'. Y es la pura realidad -dice convencido-. Siempre estamos pensando qué voy a hacer mañana, dentro de un mes o dentro de un año. Sin embargo, las cosas pequeñitas que tenemos alrededor las obviamos, no las vivimos. Dar un paseo y disfrutar del aire fresquito en el campo es algo gratis y muchas personas no son capaces de sacar tiempo para hacerlo». Por eso Juan Ramón Amores reivindica la sonrisa de Stephen Hawking, el carismático científico británico que ya es una leyenda del universo.

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