Juan José García Cruz - OPINIÓN

Agresión a un médico que se debate entre la vida y la muerte

«No he visto a nadie exigir ningún tipo de responsabilidad ni pedir que se abra una investigación para aclarar lo sucedido»

POR JUAN JOSÉ GARCÍA CRUZ

Mientras un trabajador se debate entre la vida y la muerte como consecuencia de una brutal agresión ; en este caso ha sido un médico pero podría haber sido otro trabajador cualquiera, no he visto a nadie exigir ningún tipo de responsabilidad ni pedir que se abra una investigación para aclarar lo sucedido. Tampoco he visto a nadie del Sescam hacer la más mínima autocrítica por lo sucedido . ¿O acaso todo se va a quedar como un desgraciado suceso del destino y nadie va a asumir responsabilidad alguna ni se va a abrir la investigación pertinente?

No es la primera vez que denuncio públicamente la escasa implicación que tiene el Sescam con respecto de las agresiones al personal sanitario y lo he hecho frente a administraciones de distinto signo político.

Las concentraciones y demás actos de repulsa frente a cualquier acto de violencia están muy bien pero no dejan de ser lo que son, meras manifestaciones de repulsa y de condena. Hace ya muchos años que se tenía que haber pasado de las palabras a los hechos pues las agresiones, tanto físicas como verbales, van en aumento y ya somos la cuarta comunidad autónoma con el mayor número de agresiones en el ámbito sanitario.

La pregunta que nos hacemos muchos es sencilla, ¿Se podría haber evitado esta brutal agresión con una adecuada formación de los trabajadores y con protocolos claros frente a las agresiones en el ámbito sanitario? Desgraciadamente nunca lo sabremos, pero me atrevería a decir que con una adecuada formación y con un protocolo sencillo para casos de visitas a domicilio en situaciones de riesgo, como era el caso, el desenlace podría haber sido bien distinto.

El problema es que desde que se aprobó el Plan General de Prevención de Riesgos Laborales del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) en el año 2003, poco o nada se ha hecho para formar a los trabajadores ante potenciales situaciones de riesgo que puedan acabar en una agresión.

No se puede demorar ni un minuto más la aprobación de un Plan Específico de Prevención de las Agresiones en el Ámbito Sanitario y no podemos mirar para otro lado y dejar de exigir responsabilidades a quién tiene la obligación de velar por la seguridad y salud de los trabajadores, esto es, el Sescam.

Solo me resta enviar un afectuoso abrazo de solidaridad a la familia de este compañero médico con la esperanza de que se recupere completamente.

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