Víctor del Árbol: «Con 'Por encima de la lluvia' he encontrado, por fin, mi voz»

El escritor barcelonés, Premio Nadal y Caballero de las Artes y las Letras Francesas, presentó en Toledo su última novela dentro del Festival Cibra

El escritor Víctor del Árbol, en la presentación de su novela en Toledo Ana Pérez Herrera
Mariano Cebrián

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No todos los días Toledo puede presumir de acoger a un Premio Nadal , y menos todavía a un caballero de las Artes y las Letras Francesas. Un título, este último, que en España solo ostenta Arturo Pérez Reverte, y que dentro de poco recibirá de manera oficial Víctor del Árbol (Barcelona, 1968), escritor que este martes ha visitado la Ciudad imperial dentro del programa de actividades del Festival del Cine y la Palabra «Cibra» para presentar su nueva novela, Por encima de la lluvia (Ediciones Destino), en la toledana Librería Taiga.

En esta librería, rodeado por un numeroso grupo de lectores, Víctor del Árbol reflexionó sobre varios conceptos que son el nudo gordiano de su novela: la vida, la muerte, la vejez, el pasado, la felicidad, el miedo, la pasión o el viaje. Todos estos temas aparecen en Por encima de la lluvia , título y primera frase que escribió del libro, la cual anotó después de un viaje en avión a Barcelona, su ciudad natal, sentado al lado de un señor mayor con estética decimonónica que le recordó a su abuelo paterno.

Portada de la novela

Y es que esta novela tiene mucho de autobiográfica, y el pasado pesa como una losa a todos los personajes, incluido al autor, ya que Víctor del Árbol reconoció que con ella se ha reencontrado con su pasado e incluso llegó a afirmar: «Hay un antes y un después de esta novela. Con Por encima de la lluvia he encontrado, por fin, mi voz».

«Yo me crié entre libros, lo que me cambió la vida, y prueba de ello es que estéis todos aquí», se dirigió el novelista a sus lectores, a quienes respondió, a la pregunta de si es feliz, del siguiente modo: «Yo soy feliz porque creo en el poder de la literatura. Eso sí, feliz pero realista» . En este punto trajo a colación otra frase lapidaria: «Los humanos estamos hechos para buscar la felicidad, pero no sabemos encontrarla».

Estas dotes de psicología, o casi de cirugía, «al igual que hace un cirujano con el visturí o el escalpelo», como él mismo dijo, le sirven para indagar y diseccionar en el interior de sus personajes. Algo que, en Por encima de la lluvia , al igual que en sus novelas anteriores, Víctor del Árbol hace a la perfección.

Lo que llama la atención de su última novela es la edad de sus dos protagonistas principales, Miguel y Helena, dos ancianos que se encuentran en «El Paraíso», nombre de la residencia geriátrica de Tarifa (Cádiz) donde se conocen y desde donde emprenden un viaje, a modo de «road movie», para huir de su pasado, de sus miedos y sus recuerdos.

Esta postura sirve sobre todo en el caso de Miguel, recién diagnosticado de la enfermedad de alzheimer, a quien Helena empuja a emprender camino tras el suicidio de Marqués, compañero del geriátrico que abre los ojos a ambos y que el autor definió como «un personaje sensacional, con un punto de locura, que nos recuerda que el ser humano no tiene límites, a excepción del miedo» . Precisamente, refiriéndose a esta parte de la novela, es donde Víctor del Árbol introdujo en debate del derecho a una muerte digna, pues Marqués tiene claro que es «el único dueño de su propia muerte».

Los personajes y la historia

A primera vista, los dos protagonistas principales de la historia no tienen nada en común. Miguel, un discreto exdirector de una oficina bancaria, no ha roto un plato en su vida , -o quizá sí, sólo un lejano fin de semana que prefiere olvidar-, no fuma ni bebe. Lo suyo es la lógica de los números, la vida ordenada y seguir las normas.

En cambio, Helena, heredera de una distinguida familia británica venida a menos, ha roto unos cuantos platos , lleva encima una petaca de ginebra y enciende un pitillo tras otro. De lengua afilada y sarcástico sentido del humor, ella siempre se ha guiado por sus impulsos y por el deseo de ser libre. Él tiene miedo a volar y a ella le da pánico el mar.

Sin embargo, Miguel y Helena tienen algunas cosas en común. Ambos tienen hijos adultos que no les hacen caso, están solos y sienten que ya nada les queda por delante. En lugar de resignarse al recuerdo de los viejos tiempos, que quizás no fueron tan buenos, a la frustración por las cuentas pendientes o a las viejas heridas que siguen ahí, deciden emprender un viaje juntos en el que descubrirán que nada es definitivo, mientras queden ilusiones que perseguir.

Mientras tanto, en Malmö, una lejana ciudad sueca, la joven Yasmina -la tercera protagonista en discordia -, hija de inmigrantes marroquíes que sueña con ser cantante, vive una aventura ilícita con un subcomisario de policía de pocos escrúpulos y se siente atrapada.

Yasmina se debate entre el desprecio de su madre, que la considera una vergüenza, los absorbentes cuidados de su abuelo Abdul, un viejo autoritario y fanático religioso de turbio pasado, y las extorsiones de un traficante de bajos fondos con el que salda una vieja deuda. Una serie de crímenes violentos estrecharán el cerco de la joven aún más y, aunque el lector no lo crea, esta remota trama policiaca se conectará en más de un punto con el postrero viaje de Miguel y Helena.

Esta es la historia que hay detrás de Por encima de la lluvia, la última novela de Víctor del Árbol -tras el Premio Nadal 2016 por La víspera de casi todo-, una vibrante y conmovedora parábola sobre el sentido del amor, el peso de los recuerdos, las heridas imborrables y la fuerza irrefrenable de quienes no se rinden ni se resignan, ni siquiera a la vejez.

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