Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (59): Desde donde me hallo

«Crear, más que una forma de hacerse dios, es una forma de creer en lo sagrado»

Beatriz Villacañas
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Una vez más, al paso de la vida, mientras pienso y camino, le doy la mano al aforismo:

Para los artistas que en verdad se pueden llamar grandes, crear, más que una forma de hacerse dios, es una forma de creer en lo sagrado.

«El dolor no vale para nada», dice el moderno, inconsciente de que no hay sabio que no lo conozca.

Frente al deseo, voluntad, frente a la soberbia, dar las gracias.

Lo esencial se circunscribe a poco mientras que lo superfluo es infinito.

Todo hombre grande mantiene una lucha continuada contra su propia soberbia.

El «todo para nada» es derrotero que transita la inercia, es el «nada para todo» lo que plantea la dificultad esencial.

La luz es un misterio que ilumina.

En Filosofía, cuanto más farragoso sea el lenguaje, más lejos estará lo que importa. La verdad se baña en aguas claras.

En la olimpiada de la vida, hay una lucha desigual: la que se da entre el paso cojo de la razón y el paso inalcanzable del misterio.

Anhelar la trascendencia no es tan sólo querer perpetuarse egoístamente, es agradecer el don de percibir lo sagrado en los hombres y en las cosas.

Si nuestra búsqueda vital nunca tiene respuestas no es porque éstas no existan, sino porque son demasiado grandes para caber en nuestras preguntas.

La materia nos habla desde lo desconocido.

Todo gran pensador es intempestivo, anacrónico y necesario: la vigencia de sus ideas se muestra implacable en los tiempos de crisis.

Los grandes son los sobrevivientes en tiempos extremos, cuando la Historia parece haberlos sepultado.

El pensamiento de los grandes, perdido en una desfavorable Historia, termina llegando a las manos indicadas como la carta largamente extraviada.

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