María José Muñoz - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

El cine en Toledo, con él llegó el escándalo

Se presenta el libro de Fernando Martínez Gil sobre el séptimo arte en la ciudad desde 1896 a 1936

Luis Buñuel con Catherine Deneuve en el rodale de «Tristana», Toledo 1970

POR MARÍA JOSÉ MUÑOZ

Apasionado cinéfilo, historiador (ha sido hasta este curso profesor de Historia Moderna y Antropología en la Universidad de Castilla-La Mancha), Fernando Martínez Gil acaba de terminar su nuevo libro «Con él llegó el escándalo. Una historia del cine y de los cines en Toledo (1896-1936)» (Almud Ediciones. Biblioteca Añil) , un exhaustivo estudio que le ha supuesto años de investigación y en el que realiza auténtica arqueología del séptimo arte en la ciudad.

Es en 1896 cuando por primera vez llegó a Toledo un aparato cinematográfico y un año después lo hizo el Cinematógrafo Lumière, un grupo de feriantes itinerantes que proyectaban sus películas en el Teatro de Rojas. En detrimento del teatro, el cine triunfó en la ciudad y, con el paso de los años, se instaló de forma permanente en barracas instaladas en la Plaza de Zocodover, en las ferias de 1902 en el Paseo de Merchán, y en el Teatro de Rojas.

Los bienpensantes

El título del libro de Martínez Gil se inspira en la película de Vicente Minnelli «Con él llegó el escándalo» (1960), protagonizada por Robert Mitchum. «He recurrido a ella porque el cinematógrafo despertó muchos recelos al principio, fue algo novedoso, extraño, científico..., pero también muy popular, y que a mucha gente bienpensante le pareció peligroso», explica el autor, que ha seguido también, a través de periódicos de la época, la reacción de la Iglesia y «los numerososo exabruptos hacia el cine desde el estamento eclesiásitico», que pasó de la indiferencia al rechazo absoluto. Hacia 1911 se constituyeron unas comisiones de censura «en las que había una especie de tribunal, sacerdotes y señoras de la buena sociedad en el Gobierno Civil, y a partir de ahí empezó a regularse la censura». En los años 20 y 30 del siglo pasado, la Iglesia trató de aprovechar el cine para el adoctrinamiento y la evangelización.

En el primer tomo del libro, el autor ofrece un repaso de las salas de cine que hubo en la ciudad de Toledo desde 1896 hasta el incio de la Guerra Civil. Desde la primera barraca del Cinematógrafo Universal instalada en Zocodover en 1905, hasta el cine Moderno o el Toledo, pasando por otro buen puñado de iniciativas privadas que aparecieron y desaparecieron en esas cuatro décadas.

Una fecha clave es la de 1907 , año en que empieza a funcionar el cine de una forma permanente en dos sitios emblemá ticos para la historia del cine en Toledo. Uno, el Paseo del Miradero, donde se instaló el Cinematógrafo Imperial ; y el otro, en la Cuesta del Águila, el Coliseo Moderno. Este se llamó primero Cine Toledo , que luego cambió a Cine Imperio de los Flechas en la Guerra Civil, y tras ella volvió a llamarse Imperio hasta que cerró en 1992.

En la Cuesta del Águila se van sucediendo varios cines. Uno lo regentó el famoso periodista S antiago Camarasa , fundador de la revista «Toledo»; más tarde lo gestionó Eduardo Jimeno , autor de la primera película que se conserva rodada por un español, «La salida de misa del Pilar de Zaragoza».

El cine sonoro

Y en la calle de la Sinagoga hubo un Teatro Moderno , que construyó un tal tal Maximino Guerrero, que era conocido como «el tío Maxi», personaje muy célebre antes de la Guerra Civil y que en 1925 construyó el gran Cine Moderno, que cerró sus puertas en los años 70 y que se inauguró con el cine sonoro , hecho que en Toledo ocurrió en 1931, con la República. «Los toledanos de mi generación tenemos unos recuerdos fantásticos de aquel cine, el primer cine con enjundia», dice Martínez Gil.

El Cinematógrafo Universal se instaló en la Plaza de Zocodover en 1905. Colección Luis Alba

El segundo tomo del libro es un detallado repaso por las películas que se rodaron en Toledo en esos 40 años, desde los documentales de tema militar rodados en la Academia de Infantería o las visitas de personajes relevantes, a las películas que tenían como objeto la historia o las leyendas de la ciudad , para finalizar con las aventuras de la Orden de Toledo, ya en los años 20, o la fijación de Luis Buñuel por la ciudad del Tajo, como plasmaría en su inolvidable «Tristana».

Martínez Gil, en una labor que podría denominarse arqueología del cine , ha seguido la pista, a través de la prensa y las filmotecas, de todas las películas rodadas en Toledo, y que en su mayor parte han desaparecido. Tanto en el periodo mudo como en los años 30 se perdieron muchas películas, las primeras del sonoro, entre otras razones debido al incendio de las cintas.

«He descubierto que las primeras películas que se hicieron en Toledo no fueron por la belleza de sus monumentos, como luego sucedería, sino porque aquí estaba la Academia de Infantería y al rey Alfonso XIII le encantaba presumir de ello cada vez que venía un mandatario extranjero. Se lo traía a que los cadetes le hiciesen una demostración, tanto deportiva como militar. El primer plató de cine en Toledo fue la fachada oriental del Alcázar, donde se hacían los fesfiles».

Actualidades y documentales

Hubo una película sobre la visita en 1908 de un príncipe japonés de la que habla la prensa de la época, pero que el autor no ha podido encontrar. La primera que sí se conserva es una «Actualidades», gracias a los archivos de los productores franceses Gaumont y Pathé. Las «Actualidades» eran noticiarios semanales que incluían alguna noticia de España, lo que más tarde sería aquí el Nodo.

Imagen de la película «El cofre de Toledo» (1914), dirigida por Louis Feuillade

Una de estas «Actualidades» es la visita en 1909 del rey de Portugal Manuel II a Toledo en compañía de Alfonso XIII . «Esta es la primera película, y la segunda es la visita, también con el rey español, del presidente francés Raymond Poincaré al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Son las primeras películas que he podido documentar», dice el autor. También están los Documentales sobre Toledo. Lo hizo uno de los grandes pioneros de la historia del cine mundial, el aragonés Segundo de Chomón, el primero que realizó efectos especiales en el cine y rodó varios documentales de ciudades españolas, entre ellas Toledo (1911)».

La primera de ficción

En lo que respecta a la ficción, las películas más antiguas que Martínez Gil ha encontrado en su investigación son de 1914. La primera que se conserva es «El cofre de Toledo» (1914), rodada por un equipo de cineastas franceses de la Gaumont . Quien viene a hacer esta película a Toledo es uno de los creadores de los famosos seriales de la guerra mundial, Louis Feuillade, muy conocido entre los cinéfilos por ser el autor de seriales como Fantomas o Los Vampiros. Llegan los años 20 con películas muy interesantes como «Sol y sombra», protagonizada por Musidora» , la primera «vamp» del cine, «mujer fatal» muy relacionada con las vanguardias. Su nombre real es Jeanne Roques, actriz, directora, escritora, productora y realizadora francesa que se hizo famosa por su interpretación en la película de Louis Feuillade «Les Vampires». Se rodó en 1921 en Toledo, y en Écija, y es una especie de «Carmen» con imágenes de la Puerta del Sol, la iglesia de San Lucas, la plaza de toros y varias calles de la ciudad.

El actor Francisco Franco

«La barraca de los monstruos» (1924) está dirigida por el también actor Jaque Catelain , al que llamaban el Rodolfo Valentino francés. Se trata de una película semivanguardista, tan rara -y algo atrevida- que la prohibió la dictadura de Primo de Rivera. En ella se cuenta la llegada de un circo a Toledo y es de género dramático.

En 1926 se rueda otra «rareza» de título «La malcasada», de la que solo queda una copia en la Filmoteca española y con la que un periodista procedente de Val de Santo Domingo quiso reflexionar sobre la necesidad de una ley de divorcio en España. Para ello, realiza una especie de encuesta entre las celebridades del Madrid de su tiempo, y aparecen toreros, cantantes, políticos, pintores...Valle Inclán, el maestro Guerrero, el deán de la catedral Polo Benito, Millán Astray y hasta el mismísimo dictador Francisco Franco. Y como telón de fondo un romance entre un torero y una toledana.

Fotograma de la película «El deseo», con Gary Cooper y Marlene Dietrich (1935)

Hay también muchas películas de los años 20 de capa y espada para las que Toledo es un escenario idóneo , aunque la mayoría de ellas se han perdido. Una de ellas es la biografía de Fermín Galán, que trató de instaurar la República con la sublevación de Jaca en diciembre de 1930 y fue fusilado. La República le dedicó una película rodada en Toledo, ya que el protagonista había sido cadete de la Academia de Infantería.

En los años 30 hay algunas curiosidades, una «Doña Francisquita» que en lugar de rodarse en Madrid se rodó en Toledo. Y otra también muy curiosa es « Deseo» (1935), dirigida por Frank Borzage, en la que la industria de Hollywood utiliza Toledo como falso decorado, ya que la pareja de actores protagonistas, Gary Cooper y Merlene Dietrich , nunca pisó la ciudad. «Gary Cooper, que trabaja en París, viene de vacaciones a España y aquí conoce a una lianta Marlene Dietrich, ladrona de guante blanco, y se enamoran. La que vino a Toledo fue la segunda unidad para rodar los fondos; los actores no vinieron pero aparece Toledo, el castillo de San Servando y el puente de San Martín , y da la impresión de que están aquí», explica Martínez Gil.

Un guiño a Buñuel

Al final del libro, el autor le dedica un capítulo a la Orden de Toledo, grupo de intelectuales y artistas que se formó en los años 30 en torno a Luis Buñuel y que frecuentaban la hoy capital de Castilla-La Mancha. Aunque el director de cine aragonés no plasmó en sus películas estas vivencias toledanas, sí volvió a Toledo en 1970 y rodó «Tristana» , situando la acción en los años previos a la Guerra Civil. «Termino haciendo un estudio de Tristana, que me parece la película por antonomasia de Toledo, la que la ha dado a conocer internacionalmente».

El libro de Fernando Martínez Gil se presentará este lunes, 2 de octubre, a las 19 horas, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, coincidiendo con el 120 aniversario de la llegada del cinematógrafo al Teatro de Rojas el 2 de octubre de 1897. El autor estará acompañado por Rafael del Cerro Malagón y Felipe Hernández Ponos.

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