DIA DE LA ENSEÑANZA

Juan García López: «Todo el trabajo y el esfuerzo me ha recompensado enormemente»

Juan García López será reconocido por el Gobierno regional por su implicación y trabajo en la puesta en marcha de Comunidades de Aprendizaje del CEIP La Paz de Albacete

Juan García López, inspector jubilado de Albacete ABC
Elisabeth Bustos

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La desidia y los conflictos hace tiempo que dejaron de ir a clase al CEIP La Paz, un centro educativo ubicado en el barrio marginal albaceteño de La Milagrosa, más conocido como las 600. Sus pupitres ahora están ocupados por las ganas de aprender y por la ilusión. Un cambio que Juan García López (Tobarra, 1953) ha hecho realidad con esfuerzo y dedicación como educador (así se considera).

Este albaceteño, jubilado hace dos años, ha dedicado toda su vida a lo que más le apasiona: la educación. Con un currículum intachable, Juan ha ocupado varios cargos durante su trayectoria profesional. Desde maestro, director de centros educativos, profesor de universidad e inspector de Educación, entre otros puestos.

Hoy, día de la Enseñanza en Castilla-La Mancha , el Gobierno regional reconoce su labor por su implicación y trabajo en la puesta en marcha de la Comunidad de Aprendizaje del CEIP-SES-AA La Paz de Albacete siendo inspector de Educación. Este modelo de educación de carácter inclusivo fue puesto en marcha en el año 2006 en colaboración con el Centro de Investigación en Teorías y Prácticas Superadoras y Desigualdades (CREA), un organismo vinculado con la Universidad de Barcelona. El objetivo era lograr una educación de calidad por medio del diálogo y la participación de toda la comunidad, a fin de mejorar el rendimiento escolar, la convivencia y revertir el abandono escolar prematuro. «Había dos alternativas: cerrar el centro o cambiar el modelo de enseñanza y aprendizaje. Optamos por esta segunda vía, implantando prácticas educativas que estuvieran avaladas por la comunidad científica internacional», explica Juan.

Estas actuaciones «de éxito» -llamadas así porque científicos de prestigio han demostrado que son eficientes- contemplan, entre otras prácticas, la creación de grupos interactivos (trabajar en el aula con la colaboración de familiares y entidades del barrio), tertulias dialógicas (relativas al diálogo), biblioteca tutorizada y participación de la comunidad.

Los resultados no se hicieron esperar. Pasado el primer trimestre, las pruebas de aprendizaje determinaban avances «muy interesantes». Se i ncrementó el rendimiento escolar, se redujo el absentismo escolar, mejoró la convivencia en las aulas e incluso hubo alumnos que comenzaron a estudiar Formación Profesional y el Bachillerato de Artes.

«Este periodo ha sido el que más preocupaciones de cabeza me ha dado, al que más tiempo le he dedicado. Pero, sin duda, el que mayores satisfacciones me ha aportado. Todo el trabajo y el esfuerzo me ha recompensado enormemente al ver cómo iban evolucionando los niños». Y reconoce que «algún día» le gustaría que sus alumnos estudiaran en la universidad.

Esta etapa como inspector en el CEIP la Paz ha sido la que más le ha marcado. No solo por el trabajo y los resultados cosechados con el proyecto, sino también por las amistades que se lleva. «Jamás imaginé que padres de alumnos de La Paz llegarán a ser mis amigos. Hay dos padres gitanos que han participado en el Parlamento Europeo presentando sus experiencias en el centro, e incluso uno de ellos va a organizar unas jornadas. Es algo maravilloso».

A Juan se le dibuja una sonrisa en la cara cada vez que habla de los niños de ese centro. Echando la vista atrás, recuerda cuándo le llamaban inspector -aunque él nunca se había identificado así-, le cogían de la mano y le enseñaban sus trabajos.

Un día, hablando con colaboradores del proyecto, le dijeron: ¿No te parece que los niños y padres están más guapos desde que pertenecen a comunidades educativas? ¡Pues claro que los están! Cuando mejoran su autoestima, se sienten atendidos, participan, gestionan..., en definitiva, se sienten parte importante de un proyecto. Uno se siente mejor y tiene un aspecto físico más cuidado».

¿Y qué es la educación para usted? «Es la mejor herramienta para liberar a las personas y que sean libres. Ayudarles a que se integren en la sociedad y que tengan autonomía para vivir».

Hoy Mario y Pablo, los hijos de Juan, se sienten muy orgullosos de él. No son educadores, pero sí atesoran el carácter innovador e inconformista de su padre. Cuestión de genes.

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