Santiago Sastre - OPINIÓN

La luz de Juan Sánchez

Fallece el exdirector de la Biblioteca de Castilla-La Mancha a consecuencia de un cáncer

POR Santiago Sastre

La muerte de Juan Sánchez nos ha conmocionado a todos. Ya sabíamos que estaba muy enfermo (él mismo hablaba con naturalidad de la gravedad del cáncer que padecía) pero no pensamos que se iría tan pronto.

Juan destacó por sus trabajos como historiador, por su pasión por las bibliotecas públicas, por sus artículos en favor de la conservación del patrimonio toledano y sobre todo la tarea de promover un casco histórico vivo (la editorial Ledoria iba a publicar pronto algunos de ellos en un libro que ya será póstumo), por su defensa de Toledo y la provincia desde la Real Academia de Toledo (una de sus últimas mociones fue sobre la necesidad de arreglar el ábside de la iglesia de Santiago el Arrabal), por escribir poemas (tiene publicados dos poemarios) y por su compromiso con el cristianismo, que nunca escondió y que le hizo ver la vida de otra manera (pertenecía al Camino Neocatecumenal, es decir, era de los kikos).

Tenía donde gentes; buen conversador; poseía una impresionante oratoria; una enorme capacidad de trabajo; muy amigo de los amigos; convirtió la Biblioteca de Castilla-La Mancha (de la que fue director en 2012 hasta que se jubiló en el 2017) en una necesaria referencia cultural, con una nutrida programación, y en un imprescindible lugar de encuentro de escritores y lectores. Aunque estaba casi siempre muy ocupado, no se le notaba la prisa y era capaz de atender a todos con cariño y atención. Era un hombre bueno, en el mejor sentido de la palabra bueno, como diría A. Machado.

Su activismo desde la sociedad civil le llevó a defender muchas causas (mejores servicios para los que viven en el casco, más personal y mayor horario de apertura para las bibliotecas públicas, defensa del museo de santa Cruz, compromiso con la protección de la Vega Baja y el río Tajo…) muchas de ellas contra viento y marea. Siempre se sintió libre para decir lo que pensaba, con independencia de las ideologías y de cómo se recibiesen sus opiniones. Su mayor testamento personal, donde más desnuda su alma, es en los poemas que publicó, en especial en su último libro, donde reflexiona sobre el papel de los padres, la esposa y los hijos. Hay unos versos de B. Brecht muy conocidos en los que alude a que hay hombres que luchan un día, un año y muchos años y son importantes, pero hay hombres que luchan toda la vida y esos son los imprescindibles. Juan estaba entre estos últimos, pues ha sido un hombre de lucha y compromiso. Vivió sus últimos momentos con una total confianza y abandono en las manos de Dios, que era su esperanza.

Ojalá pongan su nombre a alguna biblioteca pública (yo propondría la del Polígono) y se le tenga en cuenta en los reconocimientos que se otorgan en la festividad de san Ildefonso. Por encima de todo eso la vida de Juan Sánchez ha sido un testimonio de luz y amor y quedará por siempre en nuestra memoria.

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