El sector de la caza invierte 230 millones de euros en conservación ambiental

Así lo revela el informe «Evaluación del impacto económico y social de la caza en España», elaborado por Deloitte

El informe resalta que «la caza bien gestionada puede ser muy positiva para la conservación de las zonas rurales» ABC

ABC

El sector privado de la caza invierte cada año más de 230 millones de euros en conservación medioambiental , cantidad a la que se suman los 54 millones que se destina al mantenimiento y construcción de infraestructuras como caminos rurales, creación de cortafuegos y mejoras del monte.

Así lo revela el informe «Evaluación del impacto económico y social de la caza en España» , elaborado por la consultora Deloitte. El documento deja claro que «la actividad cinegética juega un papel importante en la preservación de la fauna silvestre», según ha dado a conocer este martes la Fundación Artemisan en un comunicado.

Según el informe, los terrenos gestionados para la práctica de la caza menor «conservan hábitats de gran valor ecológico» y muchas de las prácticas que allí se realizan desde el sector cinegético, el uso de bebederos y comederos, las mejoras del hábitat y el control de predadores benefician a especies no cinegéticas, como es el caso de numerosas aves rapaces y esteparias.

Asimismo, los cotos de caza que tienen buenas poblaciones de c onejo de monte y perdiz favorecen la existencia de especies protegidas, como linces ibéricos y águilas imperiales. Las fincas donde mejor se está recuperando el lince en España son, según el informe, las fincas de caza.

El documento de Deloitte, realizado a instancias de la Fundación Artemisan, señala, entre otras cosas, que el sector de la caza invierte cada año 15 millones de euros en gestión de puntos de agua y 41,46 millones en siembres .

Además, casi 11.000 cotos participan en programas de conservación de especies protegidas y más de 26.000 desarrollan programas de concienciación y sensibilización medioambiental .

Los responsables de los cotos, los titulares privados y sociedades, apuestan por las buenas prácticas cinegéticas y medioambientales , según señala el documento, y evitan las malas prácticas con un control continuo sobre la fauna protegida.

Caza mayor

Según esta evaluación, la caza mayor «constituye una herramienta más dentro de la gestión ambiental», ya que ciertas especies de ungulados, como ciervos y arruís , palían los efectos negativos de la desaparición de la ganadería tradicional extensiva, «contribuyendo así al mantenimiento de hábitats como la Dehesa y otros localizados en media y alta montaña y ayudando a prevenir incendios». A su vez, las piezas de caza mayor proporcionan alimento a las aves carroñeras.

El informe resalta que «la caza bien gestionada puede ser muy positiva para el mantenimiento y conservación de las zonas rurales y los cazadores y gestores de cotos pueden ser custodios del territorio, convirtiéndose en piezas clave para la conservación de los ecosistemas».

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