La iglesia de Dakhla frente al hotel Sahara Recency, gestionado por irlandeses y propiedad municipal
La iglesia de Dakhla frente al hotel Sahara Recency, gestionado por irlandeses y propiedad municipal - ABC

El Sáhara se queda sin misas en español

Un cura español, una feligresía subsahariana y un vecindario musulmán conservan la iglesia de Dakhla como un monumento

Dakhla/Las Palmas de G.C. Actualizado: Guardar
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La iglesia española Nuestra Señora del Carmen, fundada en 1953 en la ciudad saharaui de Villa Cisneros, que hoy se llama Dakhla o en español Dajla, ya no dice las misas en español, porque su feligresía ha cambiado mucho en los últimos tiempos: los emigrantes subsaharianos son ya mayoría.

Villa Cisneros fue fundada en 1883 por el capitán Emilio Bonelli y proclamada primera capital del Sáhara español. No fue hasta 20 años más tarde cuando los militares españoles comenzaron a construir "en duro", con piedra y argamasa, por lo que Villa Cisneros puede considerarse la primera ciudad, el primer núcleo urbano estable en una tierra de nómadas como era el Sáhara.

Desde 1976 pasó a ser parte de Mauritania, que aguantó tres años y medio.

Marruecos se hizo con la propiedad de todos los cuarteles españoles del Ejército y de la Legión, así como con el faro que aún se yergue sobre el Atlántico y con la mayor parte de los barrios civiles de aquella Villa Cisneros.

El considerado primer edificio de la ciudad, el Fuerte Bens, erigido en 1905 por el capitán Francisco Bens, no pudo cumplir los cien años de vida: en 2004, unas excavadoras marroquíes lo arrasaron por completo para dejar en su lugar la desangelada plaza actual.

Fue en ese mismo año cuando la Iglesia Nuestra Señora del Carmen vivió sus peores momentos: una noche, otra excavadora militar penetró en el recinto eclesial y comenzó a derribar un edificio anejo al templo.

Al igual que la iglesia de San Francisco de Asís en El Aaiún, Nuestra Señora del Carmenvivió a finales del siglo pasado una etapa de abandono, sin feligreses que atender, ya que la iglesia siempre se prohibió hacer proselitismo entre los musulmanes.

Ha sido en pleno siglo XXI cuando la iglesia del Sáhara ha resucitado de su letargo, con la llegada de una población de subsaharianos cristianos que emprendieron la ruta hacia Europa pero, por una u otra razón, se quedaron a medio camino.

Proceden de Senegal, de Costa de Marfil, de Camerún o del Congo, y vienen a oír misa cada domingo en Nuestra Señora del Carmen. Para ellos, el padre Mario León, Prefecto Apostólico del Sáhara, pronuncia la misa en francés. A veces la feligresía la completan algunos jubilados europeos instalados en Dakhla en los meses de invierno.

Mario León, que lleva más de doce años en el Sáhara, predica en el desierto solo en el sentido literal, pues lleva a cabo una callada labor asistencial para los subsaharianos y para la población local.

Entrega de medicamentos, fundación de la primera asociación de niños discapacitados o consultas gratuitas de diferentes especialistas: ese es el nuevo rumbo que el padre León ha imprimido a la iglesia saharaui.

Nuestra Señora del Carmen es también expresión de estos tiempos modernos: un cura español, una feligresía africana y un vecindario musulmán que quiere conservar la iglesia como un monumento.

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