Dos gallos de pelea, en una finca del norte de Tenerife
Dos gallos de pelea, en una finca del norte de Tenerife - Juan García Cruz

Podemos también quiere prohibir las peleas de gallos en Canarias

Después de oponerse los de Iglesias a los toros en Córdoba, los compañeros isleños buscan un cambio normativo

Las Palmas de Gran Canaria Actualizado: Guardar
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Las peleas de gallos y los propios gallos que las protagonizan pueden pasar a ser historia en el caso de que Podemos se salga con la suya y se apruebe una iniciativa parlamentaria que busca una modificación legal para prohibir esta actividad en todo el archipiélago canario. La diputada por Fuerteventura Natividad Arnáiz cree que se trata de un espectáculo «cruento» y anacrónico que ya no debería existir en unas islas donde tiene un arraigo histórico. La iniciativa llega a la luz de una similar, también por parte de Podemos, contra el toro en Córdoba, donde se pidió que se retirase toda ayuda pública.

Aunque parecen estar relegados a una especie de clandestinidad, lo cierto es que las peleas de gallos están muy vivas en el Archipiélago.

La Federación Gallística Canaria ha visto incluso crecer notablemente esta actividad en los últimos años, a la luz de una mayor organización y colaboración entre las islas a la hora de organizar las temporadas, que se extienden de enero a junio, para respetar los ciclos vitales de estas aves, ya que durante la muda de plumaje rehúsan la pelea. La única excepción la constituye la isla de La Gomera, donde por razones diversas esta actividad nunca ha encontrado su lugar.

Hace pocos días, Podemos inició el trámite de una iniciativa parlamentaria para la ilegalización de las peleas de gallos, a través de una proposición no de ley (PNL) que insta a modificar la Ley 8/1991 de protección de los animales, por considerar que ha fracasado en su propósito de «desaparición natural» de este maltrato.

Cabe recordar que en el momento de aprobación de esta norma, hace 25 años, se prohibió la actividad taurina —que nunca había conseguido prender en Canarias— pero no la gallística, que en islas como La Palma tenía una gran difusión y donde se publicaban crónicas de los encuentros en los periódicos locales. La diputada de Podemos afirma que la actual legislación «reconoce el carácter cruento de las peleas de gallos y las considera impropias de una sociedad moderna y evolucionada, pero lejos de conseguir lo que llama su desaparición natural, ha permitido que se reactive».

«No nos han llamado»

Arnáiz asegura que «informaciones periodísticas dan fe de un resurgir de estas prácticas, llegando a cuadruplicarse en la última década», según sus cálculos. En clara oposición al proyecto se encuentra José Luis Martín, presidente de la Federación Gallística Canaria, que se muestra sorprendido por el hecho de que los representantes de la cámara regional no les hayan consultado. «Nos parece un disparate, no han contado con nosotros para saber nuestra opinión. Lo único que quieren es prohibir y con ello llevar al exterminio de una raza», explica, en una de las defensas habituales de este tipo de animales. «Es lo mismo que si prohibimos vender y consumir huevos y carne de pollo: a ver quién va a criar gallinas», se pregunta.

Arnáiz desmiente que estos enfrentamientos de animales garanticen la conservación de ninguna raza. «El Colegio de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife ha negado en reiteradas ocasiones que la variedad de gallos empleada constituya una raza propiamente dicha, al no poseer un fenotipo definido», explica la diputada. Por el contrario, añade, las peleas de gallos «llevan siempre asociadas el maltrato y crueldad, provocando mutilaciones, heridas graves y hasta la muerte de muchos de los ejemplares».

Cuando la nueva reforma del Código Penal, a instancias de Esquerra Republicana de Cataluña, el Congreso estuvo a punto de poner en pie de igualdad las peleas de gallos con la zoofilia. «Lo que pasa es que lo ven desde fuera sin conocer nada de este mundo; no hay crueldad», apunta Nicolás Lezcano, periodista especializado en gallos, que «aunque parezca contradictorio», se reconoce a la vez antitaurino.

Diferencias con la Península

En los últimos tiempos, la Policía ha desmantelado verdaderas redes mafiosas dedicadas a la cría y pelea de gallos en la Península, pero los galleros canarios no encuentran puntos de contacto. «Es otro mundo», afirman. «Los gallos en Canarias son un hobby y puedo asegurar que la inmensa mayoría de los criadores no apuestan, solo les gusta la crianza y el combate, como aquel que entrena a un boxeador», explica José Luis Martín, que afirma que en las islas no se han registrado casos como el de Alicante, donde se detuvo a 46 personas dedicadas a las apuestas clandestinas y que drogaban a los animales o los dotaban de agujas y espolones artificiales. Las imágenes recorrieron toda España. «Pero ahora las están reutilizando para atacarnos en Lanzarote, donde eso no sucede», afirma Martín, que destaca una acción conjunta de municipios bajo control del PSOE para marginar a la actividad.

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