Los nuevos datos sobre plantas marinas venenosas que han aparecido en Canarias

«Vicicitus globosus», la especie verde que hay en el agua que puede reducir, de entrada, el tamaño de los mejillones

R.L.P.

El aumento de los niveles de dióxido de carbono en el aire hace que las aguas del océano sean cada vez más ácidas. Investigadores del Centro Helmholtz de para la Investigación Oceánica han descubierto en la costa de Canarias que no todas las criaturas marinas la padecen.

En la edición de este mes de noviembre de «Nature» un grupo de investigadores Climate Change advierte que que una especie venenosa de algas se desarrolla particularmente bien en agua ácida. En la prueba de dos meses, la planta marina «Vicicitus globosus» aumentó tanto que se afectó parcialmente en la cadena alimentaria. Los autores del estudio advierten que en el futuro, la proliferación de algas en muchas áreas costeras podría afectar gravemente a la pesca y la acuicultura.

Sus floraciones se asocian con la mortandad de peces en aguas costeras e instalaciones de acuicultura

Muchos otros organismos, por otro lado, sufren de la acidificación del océano, especialmente aquellos que incorporan cal en sus conchas y esqueletos. Los estudios muestran que, por ejemplo, las larvas de mejillones se adelgazan y los mejillones más viejos pueden perder el control sobre el suelo. Muchos corales, algunas especies de peces y erizos de mar reaccionaron sensiblemente al hundir los valores de pH del agua.

Es uno de los resultados más impactantes del experimento que sus científicos realizaron en 2014 en Canarias con la colaboración del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (IOCAG) y la Plataforma Oceánica de las islas (Plocan).

Ese experimento trató de simular en las costas de Gran Canaria cómo iban a responder los océanos a lo largo del próximo siglo a las tensiones que va a provocar el cambio climático y, en particular, al ciclo por el que cada vez la atmósfera transfiere más dióxido de carbono al agua de mar.

Microalgas

El trabajo, firmado por el alemán Ulf Riebesell (Geomar) y el español Javier Arístegui (IOCAG), entre otros investigadores, demuestra que, si las concentraciones de CO2 siguen aumentando al ritmo actual, podrían favorecer los llamados desarrollos masivos de algunos tipos de algas tóxicas.

Para Ulf Riebesell queda comprobado que «Vicicitus globosus» se desarrollaba de forma masiva por encima de 800 ppm de CO2 en el agua, con importantes efectos negativos sobre la supervivencia del resto del plancton.

Aún no se ha identificado la causa exacta del crecimiento del alga Vicicitus globosus en condiciones de CO2 alto, precisa Riebesell: O bien el alga se beneficia de manera desproporcionada, aumentando su tasa de fotosíntesis , en comparación con otras especies, o su toxicidad aumenta con el dióxido de carbono.

Primera evidencia

«Resolver esta pregunta requiere más análisis detallados en el laboratorio», añade el científico de Geomar. También se desconoce si los resultados de este estudio se pueden extrapolar a otras especies de algas tóxicas.

Sin embargo, «Vicicitus globosus» se distribuye ampliamente, desde las regiones templadas hasta los trópicos , y sus floraciones se han asociado en repetidas ocasiones con la mortandad de peces en aguas costeras e instalaciones de acuicultura.

«Esta es la primera evidencia de un estudio de campo en el que se demuestra que la acidificación del océano puede promover la proliferación de algas tóxicas . Otra razón importante para reducir rápidamente las emisiones de CO2», resume Riebesell.

Áreas de costa

Por su parte, Javier Arístegui, que forma parte del grupo de trabajo sobre los océanos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), resalta que en el próximo informe de este organismo internacional hará una mención especial al problema de las algas tóxicas y su relación con el cambio climático.

Por ello, añade, este artículo supone una contribución oportuna y de gran relevancia científica. Asímismo, considera que la influencia del cambio climático sobre el desarrollo de especies de algas nocivas o tóxicas puede ser más acentuado en regiones tropicales y subtropicales, especialmente sensibles a las perturbaciones climáticas, como es el caso de la Corriente de Canarias.

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