Molinos de vientos tan característicos de La Muela
Molinos de vientos tan característicos de La Muela - FABIÁN SIMÓN
OPERACIÓN MOLINOS

La ruina de La Muela: de organizar viajes al Caribe a estar en números rojos

La prosperidad ha dejado paso al ocaso económico en este municipio azotado por la corrupción

ZARAGOZA Actualizado: Guardar
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En estos momentos, el dinero escasea en las arcas municipales de La Muela, un municipio que, en la segunda mitad de los años 90, surgió como un auténtico oasis económico. El Ayuntamiento organizaba viajes al Caribe, a Argentina e incluso a Brasil para los vecinos; había ayudas municipales de todo tipo, becas, subvenciones para el autobús y un largo etcétera. A esto hay que sumar las inversiones multimillonarias que el Ayuntamiento hizo en unos años. Se construyó un gran auditorio donde llegaron a actuar Julio Iglesias y Rocío Jurado; una plaza de toros que se estrenó a bombo y platillo, y por cuyo ruedo han ido pasando las primeras figuras del toreo. Y por si fuera poco se hizo un complejo deportivo con piscinas climatizadas y spa y tres museos: uno dedicado al viento, otro al aceite y otro a la vida.

No se escatimaba en gastos y, ante los vecinos y de cara al exterior, se presumía de unas arcas municipales sobrantes. Unas arcas públicas que, según contaban entonces, se nutrían gracias, en gran medida al viento. Sí, al aire. Y es que los 500 molinos que hay instalados en la localidad eran el principal motor económico del municipio. A eso había que sumar su cercanía con la capital aragonesa, lo que le ayudó a potenciar el polígono industrial de Centrovía y, sobre todo, lo que favoreció el impulso urbanístico del pueblo, que vio como en pocos años se levantaban complejos residenciales y la localidad se convertía en una «ciudad dormitorio». En 20 años pasó de tener 800 vecinos a 5.000.

Sin embargo, la «Operación Molinos» y la crisis económica golpearon con dureza al municipio. Ahora, con el paso de los años, toda esa prosperidad parece haber sido solo un sueño, un espejismo, un oasis en medio del desierto. Y es que la época de vacas gordas se vio truncada por completo. La consecuencia más inmediata: el Ayuntamiento no puede correr con los gastos de servicios que hasta hace unos años eran básicos en la localidad.

Atrás han quedado ya los años en los que el Ayuntamiento regido por Pinilla presumía de bonanza económica ante toda España, de museos en construcción, nueva plaza de toros con carteles de primera fila y viajes al extranjero financiados para sus vecinos con fondos municipales. Por ejemplo, el último viaje que organizó Pinilla a Argentina para un centenar de vecinos costó más de medio millón de euros a las arcas públicas.

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