Sucesos

Detenido en Alcañiz un marroquí de 35 años que robaba claves bancarias por internet

Suplantó la identidad del Banco de Santander para hacerse con contraseñas con las que sacaba dinero en cajeros

Con las contraseñas que obtenía fraudulentamente, luego sacaba dinero en un cajero automático de Alcañiz

R. P.

Las fuerzas de seguridad han detenido en Alcañiz (Teruel) a un marroquí de 35 años que robaba claves bancarias por internet . Utilizaba el método denominado «phising» , el envío de correos electrónicos en los que suplanta la identidad de entidades bancarias para engañar a los destinatarios y que les confíen las contraseñas de sus tarjetas o cuentas bancarias.

El acusado, Mohammed M., ha quedado en libertad provisional bajo fianza . La titular del juzgado número 1 de Alcañiz, que lleva las diligencias, dictó este martes por la mañana auto de prisión provisional comunicada y eludible bajo fianza de 4.000 euros, que el imputado abonó de inmediato para no ingresar en la cárcel.

De momento se le acusa de haber estafado, como mínimo, a cuatro personas de distintas localidades españolas a las que, bajo engaño, logró que le facilitaran sus claves bancarias. Una vez obtenidas las contraseñas, el acusado sacaba dinero con esas contraseñas en un cajero automático de Alcañiz. Según han informado fuentes judiciales, las investigaciones practicadas han confirmado que envió mensajes en los que suplantaba la identidad del Banco de Santander .

Las pesquisas siguen abiertas, para determinar si suplantó la identidad de más entidades financieras y si hay más afectados por este fraude. De momento se le acusa de haberse apropiado de 5.200 euros a través de las cuentas de las cuatro víctimas que ya han sido identificadas.

Las fuerzas de seguridad y las entidades bancarias insisten en que nunca se deben facilitar las contraseñas por teléfono, correo electrónico ni cualquier otro medio. Se subraya que han de ser secretas, controladas exclusivamente por su titular.

El «phising» consiste en el envío de correos electrónicos masivos, remitidos desde direcciones electrónicas falsas, con el objetivo de conseguir información confidencial de clientes que permita a los delincuentes acceder a sus cuentas o tarjetas de crédito para realizar compras o reintegros. En esos correos, los estafadores se hacen pasar por los bancos, suplantan su identidad y reproducen sus imágenes corporativas. A menudo incluso construyen páginas web falsificadas que emulan a las de las auténticas entidades bancarias.

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