Ciencia

El cambio climático que desertizó el planeta pero hartó de agua a Teruel hace siete millones de años

Investigadores de la Universidad de Zaragoza descubren evidencias paleontológicas que alertan de lo que puede ocurrir ahora: desertización global combinada con lluvias torrenciales en regiones concretas del planeta

El calentamiento global de hace siete millones de años ombinó desiertos crecientes con zonas azoadas por fuertes y frecuentes lluvias

R. P.

Hace siete millones de años , la Tierra sufrió un severo cambio climático que desertizó el planeta , pero que, al mismo tiempo, generó el efecto totalmente contrario en zonas muy localizadas, como en lo que hoy es la provincia de Teruel, que se convirtió en un vergel sobrado de lluvias . Es la conclusión del trabajo realizado en los últimos años por investigadores de la Universidad de Zaragoza y que acaba de publicar la revista científica internacional Palaeontology.

El estudio indica que, en aquel momento, se produjo un fenómeno global de calentamiento que se tradujo en una marcada desertización. Sin embargo, en tierras turolenses aquel mismo cambio climático provocó el efecto opuesto y de forma extrema: lluvias muy intensas y prolongadas, que condujeron a un hábitat de humedad muy elevada.

«Corrobora que el calentamiento global está cambiando los patrones de precipitación a escala planetaria y alerta de que se pueden sufrir lluvias torrenciales y un aumento de la humedad localmente, pese a tratarse de un evento de calentamiento y desertización», subrayan los autores del estudio.

Esto se ha desvelado tras un complejo estudio de la dentición de grandes mamíferos herbívoros que habitaron la zona de Teruel y que quedaron en numerosos yacimientos de fósiles fechados hace entre nueve y siete millones de años. A partir del análisis de esas piezas se han podido reconstruir cómo fueron los ecosistemas y la vegetación en aquella época de inestabilidad climática, porque eso condicionó la alimentación de los animales –que deja huella dental-.

Las conclusiones son relevantes –indican los responsables del estudio- para entender los procesos climáticos actuales y realizar proyecciones de qué efectos pueden tener. Y es que aquel calentamiento global ocurrido hace siete millones de años, a finales del Mioceno, fue «muy parecido al cambio climático actual», lo que hace que aquello sea «un referente para testar escenarios que impliquen calentamiento global, tal y como estamos experimentando en la actualidad», explica Daniel De Miguel, investigador principal de este estudio que ha sido realizado también por la profesora zaragozana Beatriz Azanza y por Jorge Morales, científico titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

Las pruebas recopiladas por estos investigadores demuestran que los efectos locales y regionales de un cambio climático global pueden ser completamente opuestos a lo esperable, así como la respuesta de las especies de mamíferos a los cambios en la vegetación y en el hábitat que desencadenan esas dinámicas del clima.

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