Economía

La Banca ha destruido en Aragón más de 3.000 empleos en los últimos diez años

Bancos y cajas han cerrado 760 oficinas, casi la mitad de las que tenía en 2008 en esta región

El cierre de oficinas comenzó con la crisis, se acentuó a partir de 2010 y aún no ha tocado fondo. En la imagen, una sucursal cerrada ABC

Roberto Pérez

La Banca ha eliminado más de 3.000 empleos en Aragón en los diez últimos años , fruto de un cierre continuado de oficinas que ha supuesto, en este decenio, la desaparición de casi la mitad de todas las sucursales que bancos y cajas tenían en esta región a finales de 2008.

Según los datos oficiales del Banco de España recopilados por ABC, a mediados de 2008 las entidades financieras llegaron a tener en Aragón algo más de 1.800 oficinas. Desde ese momento, la red no ha dejado de recortarse. La crisis activó un proceso de ajuste en el sector que se saldó con un acusado cierre de sucursales y la consiguiente destrucción de empleo. Ese proceso se agravó a partir de 2010 y no ha tocado fondo.

A tenor de los últimos registros oficiales, la supresión de oficinas bancarias suma y sigue: de junio de 2017 a junio de 2018, han cerrado en Aragón otras 57 sucursales, el 5,2% de las que había hace un año.

De las 1.805 oficinas que había en esta región en junio de 2008 se ha pasado, diez años después, a 1.045 sucursales. En este tiempo, el sector ha prescindido de más del 40% de las oficinas que tenía. Esto ha conllevado la desaparición de unos 3.500 puestos de trabajo en el sector financiero, a tenor de la cifra media de empleados por oficina que se daba a nivel nacional hace diez años y la que se da en la actualidad.

A tenor de ese promedio, se calcula que, el sector bancario emplea actualmente en Aragón a poco más de 7.000 personas, frente a las casi 11.000 que tenía en plantilla a mediados del año 2008 .

Esa destrucción de empleo en el sector ha venido acentuada por el severo proceso de reestructuración que tuvo que acometer el sector financiero español a raíz de la crisis y que se saldó con un intenso proceso de fusiones y el repliegue de las redes comerciales de entidades que, en ocasiones, la habían expandido al calor del «boom» inmobiliario y de las hipotecas.

En el caso de Aragón, la fusión de mayor impacto fue la derivada de la absorción de la CAI por parte de Ibercaja , cuyas redes de oficinas se solapaban en territorio aragonés. En paralelo, se han producido ajustes de plantilla por la vía de las bajas incentivadas y procesos de regulación de empleo.

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