Un día en TV3, la televisión «privatizada por el independentismo catalán»

El ente público de la Generalitat solo trató ayer un tema: la sentencia del Supremo

Última hora de la manifestación en Barcelona y la huelga de Cataluña en directo

La presentadora de «Els matins», Lídia Heredia ABC
Sergi Doria

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Hace demasiado tiempo que TV3, cadena privada del independentismo, abochorna la independencia informativa. El tratamiento de la sentencia del Supremo confirma, una vez más, su sesgo propagandístico. El Sindicat de Periodistes de Catalunya denunciaba que «los contenidos de muchos programas y tertulias, y también en parte en los informativos» estaban «claramente connotados a favor del procés» . ¡Vaya noticia!

El programa porno-político Preguntes Freqüents (FAQS) anticipó el sábado lo que se nos vendría encima el lunes. Dos compañeros de viaje del nacionalismo, el periodista argentino Ernesto Ekaizer y el magistrado emérito José Antonio Martín Pallín , deslegitimaron la todavía presunta sentencia que condenaba a los políticos presos por sedición. Ekaizer trató al juez Marchena de comediante y la presentadora, Cristina Puig , enfatizó tal elucubración preguntándose si el juez hace teatro. Cuando llegó el turno de Martín Pallín, los créditos a pie de pantalla decían que Marchena era un becario al lado del juez emérito .

Pilar Rahola , nuestra Evita de Cadaqués, llegó a afirmar en su homilía sabatina que la sentencia del Supremo «es la agresión más grave contra las instituciones catalanas y los dirigentes catalanes desde el fusilamiento de Lluís Companys». En FAQS puede uno escuchar afirmaciones tan pintorescas como la de la madre de un CDR: «Tal vez tenían bombas, pero es gente inocente».

Parafraseando a Mac Luhan, el medio es el masaje. Y TV3 lleva muchos años masajeando las meninges de sus creyentes. La mañana del lunes, Lídia Heredia , presentadora del Els Matins, subrayaba que tanto el discurso del presidente Sánchez como el de Torra contaban con una versión en inglés. La sentencia es noticia «en el mundo entero », proclamaba.

Mientras se comentaba la sentencia, no perdían detalle de las arengas de Marcel Mauri (Òmnium) pidiendo «autoinculpaciones masivas» (pomposa inutilidad). Al expresidente de la ANC Agustí Alcoberro le extraña que la unidad de la patria sea un valor supremo en España (como en otros países de nuestro entorno). Le sorprenden estas cosas y a nosotros no sorprende que él sea historiador: «¡No somos vasallos de la monarquía hispánica, sino ciudadanos de la República Catalana!», espetó el antiguo director del lamentable Museo de Historia de Cataluña antes de que el letrero «Contra la sentencia, independencia» se descolgara del atril cuando pasó la palabra a Elisenda Paluzie.

Como no hubo suficiente con la fiebre (independentista) del sábado noche del FAQS, el -¿informativo?- de TV3 echó mano otra vez de la fiel infantería. Martín Pallín volvió a asomar en el flanco de la pantalla para reiterar sus insidias contra el sistema judicial español y los juicios peyorativos hacia el juez Marchena: insistió en que siempre sostuvo que «no había ni rebelión ni sedición». Aunque reconoció que desde entonces han pasado muchas cosas y que no había leído la sentencia en su integridad, la calificó de «crónica periodística muy fiel que no encaja en rebelión o sedición». Para aprovechar al compañero de viaje, la presentadora consideró las penas del procés como una jurisprudencia que puede coartar derechos civiles -otro mantra- como el de las protestas por el acceso a la vivienda. Tras minimizar los hechos del 20-S de 2017 como un mero tumulto, Martín Pallín concluyó que no justifica un delito de sedición.

Según los titulares de TV3, los condenados son «el primer gobierno democrático de Europa sentenciado a prisión» . Y para recalcar la presunta ignominia, el subtítulo: «No hay precedentes en la Europa democrática y contemporánea de una condena a prisión a un gobierno local escogido democráticamente con mayoría parlamentaria».

El expresidente del Parlament Ernest Benach manifestaba que la sentencia no tiene «ninguna base jurídica». Afirmaciones como la de este político tejen las telarañas de la pesadilla catalana.

La tarde-noche de TV3 fue una continuada repetición de la cuantía de pena que sumaban los políticos juzgados: 100 años y el recurso a la teoría de la conspiración. Un silenciamiento de que saltarse la ley y atentar contra la Constitución conlleva un precio penal. Las conexiones con los puntos calientes de la protesta precisaron de un complicado equilibrio. Basculaban entre la complicidad con quienes colapsan el aeropuerto, bloquean la N-II y el énfasis de que esas acciones de sabotaje y secuestro de la movilidad ciudadana son, siempre, «cívicas y pacíficas» .

TV3. Adaptar la realidad a la ingeniería nacionalista es la cuadratura del círculo.

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