Sin rastro de Manuela Chavero en Monesterio 900 días después

La nueva búsqueda en profundidad y selectiva tampoco ha dado resultados

Personal especializado ayer durante un nuevo dispositivo de búsqueda de Manuela Chavero EFESin noticias de Manuela Chavero

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Emilia Chavero ponía ayer voz, una vez más, a la desesperación y las contradicciones que viven los familiares de las personas desaparecidas: «Yo no quería encontrar a mi hermana hoy, todavía no estaba preparada para encontrar algo malo», admitió en una comparecencia ante los medios en el Ayuntamiento de Monesterio (Badajoz). Emilia es la hermana de Manuela Chavero que hace ya 900 días, el 4 de julio de 2016, desapareció de su propia casa casi de madrugada en esa localidad pacense sin dejar ni rastro. Estaba en pijama, no se llevó su teléfono ni dinero, nada... Ni tenía motivos ni la Guardia Civil los ha encontrado hasta ahora. Ya nadie busca viva a la mujer guapa y vitalista que se comía el mundo y peleaba como una pantera por sus dos hijos, a punto de cumplir ahora 17 y nueve años; pero se la sigue buscando sin descanso y su pueblo continúa volcado.

Ayer, se llevó a cabo un nuevo dispositivo de rastreo que concluyó «sin ninguna localización objetiva» que permitiera ni hallar restos ni tampoco dar pistas a los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) en las pesquisas que mantienen abiertas y bajo secreto. A los siete meses de la desaparición se imputó a un vecino de la localidad y se registraron sus coches, pero tampoco se pudo llegar a resultados concluyentes. El joven contó que aquella noche Manuela lo invitó a ir a su casa (estaba separada), pero que él no accedió. La versión contada por algún testigo no logró concretarse en indicios de más peso.

El caso Chavero avanza en dos líneas: por una parte la mencionada investigación (en la que hay otros sospechososos) y, por otra, las búsquedas que se llevan a cabo periódicamente . La de ayer estaba auspiciada por la Fundación QSD Global y uno de sus colaboradores profesionales, el creador del método BGA , el policía local José Ángel Sánchez.

Se realizó en una zona ya catalogada en un estudio llevado a cabo en 2016. Entonces se realizaron batidas en octubre y diciembre en las que participaron centenares de voluntarios. En cambio, en el dispositivo de ayer se peinó una zona concreta «el arroyo número 23», y se trató de una búsqueda selectiva y especializada en la que participaron solo 22 personas cualificadas. A ellas se sumó una patrulla de la Guardia Civil de Monesterio y también les acompañaron desde el Centro Nacional de Desaparecidos , dependiente del Ministerio del Interior.

La familia no parará de luchar

El personal que participó fue seleccionado «en base a un estudio y planificación previos» partiendo de buscar la mayor «eficiencia». Contaron también con la ayuda de drones y cámaras subacuáticas de 360 grados «que son para baja y nula visibilidad» y facilita «no tener que sumergir a efectivos y ver con claridad en el fondo si hubiera algún indicio o vestigio», explicó el coordinador del dispositivo, según informa Ep.

Emilia Chavero siguió muy de cerca este nuevo rastreo, con la esperanza de encontrar resultados y el temor a que se hallara el último hilo de esperanza. El dilema en el que siempre se debaten las familias de las personas desaparecidas. No había pegado ojo en toda la noche y el frío en forma de escarcha y los nervios se le notaban a kilómetros.

Una y otra vez insistió en su agradecimiento a la Guardia Civil y, en el caso de ayer, a los Bomberos de Badajoz, que participaron en la búsqueda . Emilia pidió que la sigan apoyando y dejó claro que no van a parar de luchar y de buscar a su hermana. Los Chavero mantienen un contacto habitual con los investigadores pese a que no les puedan revelar los pormenores de sus pesquisas. En la última reunión, asegura Pepe, cuñado de la desaparecida, la Guardia Civil nos dijo: «Lo vamos a conseguir, tardemos más o menos, pero lo conseguiremos».

Los hijos de Manuela viven con su padre y apenas hablan, tal vez para no convocar así al dolor de la ausencia. Su madre, su hermana, toda su familia la sigue esperando. La UCO guarda silencio y sigue con su trabajo. Si tienen a alguien concreto en su rádar, callan.

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