Manuel Marín

Sánchez, o presidente o candidato

Los barones tampoco quieren aparecer como verdugos de su secretario general

Manuel Marín
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La pregunta es si Felipe González, o Pérez Rubalcaba, o Rodríguez Zapatero, influyen lo necesario sobre los cuadros del PSOE para revertir la decisión ya adoptada por Pedro Sánchez de gobernar con Podemos y los partidos independentistas para cuadrar la investidura. Según González, no hay una mayoría progresista en el Congreso, no cabe un acuerdo con el «leninismo 3.0» de Pablo Iglesias, y es evidente que el Comité Federal rechazó «por acción u omisión» cualquier pacto con el PP, lo que excluye en todo caso un Gobierno en minoría de Mariano Rajoy. Por tanto, el planteamiento de Felipe González vale más por lo que oculta que por lo que dice: por exclusión, su apuesta se reduce a una repetición de las elecciones.

Llegado ese supuesto, lo determinante sería aclarar si el PSOE concurriría a las urnas con Pedro Sánchez como candidato o no. Probablemente, de pactar esa condición con los «barones» socialistas pueda depender su decisión de rechazar o aceptar la «oferta» humillante de Pablo Iglesias, auto-designado vicepresidente del Ejecutivo sin haberlo consultado con nadie salvo con su almohada. Los «barones» saben que si permiten a Sánchez pactar con Podemos, la división en el PSOE crecerá. Y no solo entre la vieja guardia –González, Guerra, Ibarra, Leguina…–, sino también entre jóvenes dirigentes –Susana Díaz, Eduardo Madina…– que temen una creciente e irreversible desafección hacia su partido. De hecho, el riesgo de alimentar al monstruo de Podemos es directamente proporcional al deseo de Iglesias de fagocitar al PSOE hasta convertirlo en un partido residual.

Sin embargo, los barones tampoco quieren aparecer como verdugos de su secretario general. La rebelión en el Comité Federal de mañana solo ofrecería una imagen de descomposición interna que, otra vez, favorecería en exclusiva a Podemos. Además, Sánchez tiene razón en una cosa: ¿cómo podrían las federaciones de Madrid, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana o Baleares exigirle que no pacte con Iglesias, cuando todos tienen asegurados sus sillones de poder gracias a Podemos? No quieren a Podemos, pero dependen de Podemos. Extraña paradoja que desemboca en un chantaje emocional basado en la supervivencia de Sánchez o del PSOE, porque ambas parecen incompatibles. Cuadrar el círculo parece imposible.

Una vez más, la solución pasa por nuevas elecciones. Pero los «barones» no pueden decirlo. Sánchez lo sabe, pero aún no tiene atado el compromiso de todos ellos para repetir como candidato. Menos aún, el de Susana Díaz.

Solo si Sánchez se asegurase ser cabeza de lista de nuevo en dos meses, tendría un seguro de vida para renunciar a una legislatura corta, humillada, e incierta en manos de Podemos, ERC o el PNV… Ciudadanos no va a incurrir en ningún error y Podemos marca el paso al PSOE, con el BOE ya redactado y poniendo fecha y hora a cada día de la agenda de Sánchez. Con un liderazgo precario, el peor resultado de la historia del PSOE y la amenaza de que IU sume su millón de votos a Podemos, Sánchez se aferra a sí mismo. O es presidente o es candidato. Es lo que debe pactar con su Comité Federal. En ningún caso aceptará abandonar todo… Ni el PSOE se va a rebelar para provocarlo.

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