Quevedo, al frente de un «circo» que no controla

El PP pidió amparo a la Mesa del Congreso por la actitud del presidente de la comisión

El expresidente del Gobierno José María Aznar con el presidente de la comisión de investigación al PP, Pedro Quevedo EFE

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La comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP tiene un protagonista secundario, muy a su pesar: su presidente, Pedro Quevedo, de Nueva Canarias . No hay sesión en la que no amenace con dejarlo, ante su impotencia para controlar lo que no deja de ser una cacería parlamentaria contra el PP. Pero Quevedo no se va. El debate se le escapa de las manos en cada una de las sesiones, mientras el diputado canario suda a chorros, incapaz de imponer orden en el tiroteo desaforado de Rufián y compañía contra cualquier «pepero» que se les ponga enfrente como compareciente.

«Cuando ustedes consideren, cambiamos de presidente, que no sabe la alegría que yo me llevaría», masculló el martes pasado, durante la comparecencia de José María Aznar. Quevedo fue elegido presidente en mayo de 2017, gracias a un consenso entre el PP y el PSOE . En realidad, el diputado de Nueva Canarias, que se presentó a las elecciones generales junto al Partido Socialista, no intervino para nada en una elección que ni siquiera se esperaba, pues al principio no estaba ni adscrito a la comisión.

En esa primera parte de la legislatura, con el PP de Rajoy en el Gobierno, Quevedo contemporizaba con unos y con otros, y lo mismo negociaba (y apoyaba) los Presupuestos de Rajoy y salvaba a su Ejecutivo, con un voto que resultaba necesario, que defendía las tesis (y más tarde la moción de censura) del PSOE sin despeinarse.

En la comisión, como presidente, también intentó estar a buenas con todos, con independencia de que el debate se le fuera siempre, irremediablemente, de las manos. Pero el PP notó un cambio en su actitud tras la moción de censura , desde el momento en que cambió de color el Gobierno. Los populares creen que desde ese momento Quevedo se inclinó de forma definitiva hacia los grupos de la izquierda. El 28 de junio, la vicepresidenta de la Comisión, Beatriz Escudero, pidió amparo a la Mesa del Congreso, ante la falta de apoyo que encontró en Quevedo, por comentarios que consideró «vejatorios y machistas» de un diputado socialista.

«Quevedo interrumpe»

Los populares denuncian, además, que Quevedo les corta ahora en seco cuando, en sus exposiciones, se refieren a los casos de corrupción del PSOE. La semana pasada, cuando el portavoz del PP se refería a la presunta financiación ilegal del PSOE valenciano , Quevedo le interrumpió rápidamente, tras haber dejado hablar, durante cuatro horas, al resto de los grupos de todo tipo de asuntos como la guerra de Irak: «Vaya a la cuestión, por favor», advirtió, ante la sorpresa de los populares.

Pero fue el descontrol absoluto del debate que se produjo durante el rifirrafe entre Rufián y Aznar el que dejó a las claras que Quevedo no lleva las riendas de una comisión en la que parece estar todo permitido, si se trata de acorralar y acosar al PP. Sus apelaciones a los diputados son más ruegos a la desesperada que exigencias . «De verdad, señor Rufián, ¿qué pretende, hombre? No me lo haga más. No me lo haga más», imploró al diputado de ERC, poco amigo de las formas elementales parlamentarias.

Fue el propio Quevedo quien se refirió a la comisión como un «circo»: «Si estamos todos aquí colaborando en el circo, el circo funciona especialmente bien. Si lo que hacemos es dejar dirigir las cosas como debe ser y nos dejamos de sacar los higadillos, insisto, nos irá a todos mejor».

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