Puigdemont presenta su lista en un hotel de carretera en Brujas

Los candidatos pagaron un vuelo chárter para verle y escuchar su discurso

ENRIQUE SERBETO

Las elecciones del 21 de diciembre «escribirán la historia del siglo» dijo ayer Carles Puigdemont al presentar la lista con su candidatura en un hotel de carretera de las afueras de la ciudad belga de Brujas. El ex presidente de la Generalitat congregó en este extraño escenario a casi todos los miembros de su lista de «Juntos por Cataluña» venidos en un avión chárter fletado expresamente para el acontecimiento, que consistía en ver al candidato y escuchar una perorata con sus argumentos habituales y volver a Barcelona por la tarde.

Cuando Puigdemont entró en la modesta sala, fue recibido con los aplausos entusiastas de los candidatos, al grito de «¡president, president!». Los que se ocupan de la logística y el apoyo de las actividades del ex presidente en Bélgica reconocían que habían tenido que elegir «un sitio donde podemos hacer esto» que no era propio para la importancia que querían atribuir al acontecimiento pero se consolaban pensando que «hay otros que están peor», en referencia a los responsables secesionistas encarcelados. En realidad, todas las menciones que hizo el dirigente secesionista a los que están en prisión y que no incluyeron a su ex vicepresidente Oriol Junqueras ni a los demás consejeros de ERC , había mucho de justificación por el hecho de que él esté relativamente libre, en lo que sigue llamando «exilio».

Puigdemont parece tener la garantía de su abogado belga de que no será entregado a la justicia española antes de las elecciones y muy probablemente da por hecho que su caso no se ventilará antes de varios meses, o incluso años. En medios judiciales belgas se especula incluso con la posibilidad de que el tribunal que ha de determinar si acepta o no la orden de entrega, pudiera elevar una consulta como cuestión prejudicial al tribunal Europeo de Luxemburgo , lo que incrementaría los plazos a más de un año. Es decir, en este momento su estrategia se limita a esperar que el resultado electoral pueda complicar aún más su situación para hacer más difícil su entrega.

Lo de menos ha sido el mensaje que ha querido enviar , basado en la pregunta-trampa de si se aceptarán los resultados del 21-D que él pretende que sean un nuevo plebiscito para reafirmar su deriva soberanista –significativamente no pronunció la palabra independencia- y la derrota del «tripartito del 155» en referencia a los partidos PP, PSC y Ciudadanos que han apoyado la aplicación de este mecanismo constitucional. Será «una página de la historia de la que se hablará muchos años, una campaña en el exilio frente a un Estado opresor». El núcleo de su mensaje era qu e pretende hacer de su candidatura personalista el eje de la «transversalidad» del soberanismo, para mayor satisfacción de sus incondicionales. Entre ellos, la ex seleccionadora española de natación sincronizada Anna Tarres, que hizo su estreno en política con un pequeño discurso en un tono casi sollozante.

Los candidatos asistían con la convicción de los convencidos, y además de ver al líder que quieren volver a investir como presidente de la Generalitat, fueron obsequiados con un paseo por la ciudad de Brujas animado por el senador independentista flamenco Pol Van den Driessche. Por lo demás, todo estaba organizado para impedir el menor contacto de Puigdemont con la prensa no afín , sea o no catalana, porque para sus propósitos no le convienen las preguntas incómodas que puedan desmentir sus argumentos sobre las «garras untadas de autoritarismo» con las que supuestamente el Estado le está agrediendo.

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