Rita Barberá, en su nuevo escaño en el grupo mixto del Senado ÁNGEL DE ANTONIO

El primer pleno de Rita fuera del PP

La exalcaldesa de Valencia, ahora senadora del grupo mixto, votó el martes con los populares a favor de la supresión de los aforamientos y hoy, también con ellos, en contra

MADRID Actualizado: Guardar
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Rita Barberá se estrenó ayer como senadora del grupo mixto, entre el ligero desconcierto de los populares -varios excompañeros se acercaron a saludarla en el pleno y algunos comieron con ella antes de que comenzara- y convirtiéndose en la protagonista indirecta de las mociones del PP sobre bloqueo político y regeneración democrática. De hecho, votó igual que los populares incluso la moción que defiende la supresión de aforamientos.

Este miércoles, sin embargo, y ante una moción similar del PSOE -aunque mucho más concreta en cuanto a la petición de supresión de los aforamientos-, el PP en bloque votó en contra, y Rita Barberá con ellos, con lo que la propuesta fue rechazada.

El martes por la mañana, el grupo mixto al que ahora pertenece se esforzó durante un largo debate por encontrar la fórmula para darle a la senadora el mínimo salario y competencias que contempla la ley: no será portavoz rotatoria del grupo -ella misma renunció- pero tampoco de una comisión, quedándose en sólo viceportavoz de la de Incompatibilidades.

Barberá llegó al Senado visiblemente desmejorada y entre una agobiante nube de cámaras

La propia Barberá -que llegó al Senado visiblemente desmejorada y entre una agobiante nube de cámaras- renunció a la portavocía del grupo, que se reparten mensualmente los otros 16 miembros del grupo mixto-. No es cuestión baladí: ocupar este cargo supone cobrar 2.667 euros el mes en que se cubre el cargo-. También renunció a la parte que proporcionalmente le correspondía por participar en el grupo mixto a cada partido.

En todo caso, entre sus compañeros de grupo mixto eran mayoría los que no estaban dispuestos a que el paso de la senadora del PP al mixto se tradujera en un beneficio económico. De ahí que tampoco quisieran que fuera portavoz de una comisión -lo que se gratifica con 1.406 euros mensuales-, y sólo concedieron que fuera viceportavoz de la de Incompatibilidades, siguiendo la normativa legal sobre las responsabilidades mínimas de un senador del grupo mixto.

Debate y votación

Tampoco quisieron concederle su petición de ser portavoz de las comisiones en que ya estaba cuando era miembro del PP: la Constitucional o la de Economía. En todo caso, la viceportavocía lleva aparejado un sobresueldo mensual de 697 euros, que sí se le abonarán. Eso supone que el sueldo de Barberá será ahora de 5.332 euros, algo superior a los 4.636 que cobraba en el PP pero el menor posible dentro de este grupo.

Las decisiones sobre el reparto de atribuciones a Barberá la tomaron en el grupo mixto por votación de sus miembros, no por unanimidad: mientras Ciudadanos y Foro Asturias eran partidarios de que sí tuviera una portavocía de comisión, Compromís, Coalición Canaria, Convergéncia y UPN se negaron a ello. El senador de este último partido Francisco Javier Yanguas incluso se manifestó en favor de que Barberá abandonara su escaño. El resto de partidos que conforman el grupo mixto se abstuvieron.

Josep Lluis Cleríes, de Convergencia, explicó que había que defender tanto los derechos de la senadora de Barberá como su presunción de inocencia, pero «no podíamos mejorar su situación» con respecto a la que tenía antes de dejar el PP. Lamentó también que los populares hayan «pasado su problema al grupo mixto». Por su parte, el senador de Compromís Carles Mulet defendió que «no podía permitirse que fuera portavoz del grupo una tránsfuga».

Se retiró al despacho

La exalcaldesa no tuvo que escuchar el largo e intenso debate de sus compañeros: tras una entrada en la sala donde se celebraba el acto visiblemente demudada, se repuso y sonrió ante las cámaras que filmaban el inicio de la reunión. Manifestó su intención de renunciar a la portavocía del grupo pero su deseo de ocupar este cargo en alguna comisión -a ser posible, las que ya ocupaba en el PP-, y a continuación indicó que se retiraba a su despacho para dejarles deliberar con más libertad.

No se la volvió a ver hasta el inicio del pleno, donde ocupó ya su nueva ubicación, junto al grupo mixto. No obstante, no se sentó en el escaño 301, el que le correspondía -con dos sillas vacías, una a cada lado-, sino que allí sólo dejó el bolso, y prefirió sentarse en el 299, junto a sus excompañeros del PP. Tuvo como vecino al senador canario Mariano Hernández Zapata, con quien conversó.

A lo largo del pleno, fueron varios los senadores del PP que se acercaron a saludarla y estrecharle la mano a Rita Barberá. Ella habló mucho por teléfono, y aguantó estoica cada vez que, desde la tribuna, se la citaba en términos poco halagüeños. Como Ramón Espinar (Podemos), que lamentó su presencia: por «respeto a esta institución, de imagen bastante maltrecha ya, deje el escaño».

«Tirar su basura»

También Carles Mulet, de Compromís, pidió al PP en su intervención -brevísima; el reparto de tiempos deja a los senadores del grupo mixto con 40 segundos para defender sus posturas- «que su basura no la tiren en nuestro grupo parlamentario». La misma tesis que sostuvo en términos más sutiles el senador de Ciudadanos Francisco Javier Alegre, que recriminó al presidente Rajoy que «no le haya pedido el acta a Rita Barberá, ni antes ni ahora».

La mayoría absoluta del PP sacó adelante tanto la moción relativa a la regeneración como la que se defendió en primer lugar, para acabar con la situación de bloqueo político. En ambos puntos, con el voto de Barberá en el mismo sentido de los del PP, seguramente por una mezcla de inercia y corazón.

Esta última propuesta del PP sobre el bloqueo degeneró en una bronca considerable entre este partido, el PSOE y Podemos. Este último invitó de nuevo a los socialistas a unirse a ellos en un gobierno alternativo, asegurando: «Roma no paga traidores; sólo os queda apostar por Espartaco». A lo que el portavoz socialista Óscar López contestó señalando que prefería «a Marco Aurelio; me gusta la prudencia».

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