«Podemos hacer negocio; quedamos a mitad de camino»

Un productor de hachís ofrece sin tapujos a ABC entrar en el tráfico de drogas a partir de una simple llamada telefónica

Un productor de hachís se hace un «selfie» en su plantación ABC

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«Hola hermano, ¿cómo estás? Yo aquí, con unos españoles que quieren entrar en el negocio y que me preguntan cuáles son tus condiciones»... Una simple llamada telefónica del contacto de ABC a un joven productor de hachís es suficiente para dar los primeros pasos para una hipotética y futura colaboración entre las dos partes. El interlocutor, que según dice dispone de apenas dos hectáreas cultivadas con hachís en la región de Ouezzane, trabaja desde hace un año con un español y parece que está contento de los rendimientos de la «sociedad». «Este año ya hemos ganado 60.000 euros; 30.000 para cada uno», explica al enlace. Eso sí; como ya conoce el oficio, que le enseñó su «mecenas», a partir de ahora trabajará solo.

Los términos del acuerdo que ofrece son claros: el socio español tiene que poner en torno a 5.000 euros y además comprar el plástico para las plantaciones y las semillas de hachís, que hay que adquirir en Holanda . Él, como «socio trabajador» se compromete a encontrar el terreno adecuado para alquilarlo -«cerca de un pantano, porque la planta necesita humedad»-, cuidar la explotación, empaquetar la mercancía y llevarla hasta alguno de los puntos donde están las «guarderías» (casas-almacén), muy cerca de las playas de donde salen las narcolanchas.

Ese primer transporte se hace en furgoneta o todoterreno , y si el camino hasta llegar al punto de partida de las embarcaciones es impracticable para esos vehículos un burro puede sustituirlos para llevar la mercancía.

Por supuesto, antes de repartir beneficios hay que incluir entre los gastos los pagos a agentes de la zona para que hagan la vista gorda con la plantación. No hay que olvidar que en Marruecos, a pesar de la enorme producción que hay, es ilegal el cultivo de hachís.

La impunidad del productor hace que no le importe enviar una fotografía suya. Acaba la conversación y parece que todo se olvida. Pero al día siguiente llama e insiste: «Podemos hacer negocio, quedamos a mitad de camino. Llegaremos a un acuerdo»...

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