Pistolas eléctricas, el último reclamo de una Policía «desamparada»

Sindicatos policiales llevan tiempo exigiendo que los agentes puedan emplear la pistola taser, un arma cuya función es inmovilizar

Un agente prueba la pistola eléctrica José Ramón Ladra

Javier Arias Lomo

Son varios los sindicatos policiales representativos que han exigido en los últimos meses al Ministerio del Interior autorizar el uso de las pistolas taser como medio de defensa intermedia para así salvaguardar su integridad y la de los ciudadanos en situaciones complejas.

Se trata de un arma de defensa intermedia con el que ya cuentan algunos cuerpos de seguridad en España como los Mossos d' Esquadra, la policía autonómica vasca, algunas policías locales y los cuerpos de operaciones especiales de la seguridad del Estado.

Es precisamente el hecho de que otras policías autonómicas tengan la oportunidad de usar algunas de las 500 pistolas eléctricas repartidas en el territorio nacional una de las circunstancias que más hastío causa entre los agentes de la Policía Nacional.

La última petición manifiesta en torno a esta pistola eléctrica tuvo lugar el jueves en la sede del Sindicato Unificado de Policía, donde, una vez más, los secretarios generales del sindicato instaron a Interior y a la Dirección General de Policía a autorizar el uso del taser en la Policía Nacional.

Estos trataron de explicar cómo los medios de los que disponen en la actualidad no son son los idóneos para «situaciones tan difíciles como a las que se tienen que enfrentar a diario». « El uso de la defensa reglamentaria (la porra), a veces no es suficiente , mientras que el uso del arma reglamentaria (pistola) puede resultar desproporcionado», aseguró el vocal del sindicato Sup en el Consejo de la Policía, Roberto González.

Así, desde los sindicatos policiales no entienden cómo la Dirección General de Policía y el Ministerio del Interior no deciden dotar de más recursos a la Policía Nacional siendo «el cuerpo con más agentes preparados y los que más expuestos se encuentran a situaciones complejas». Carlos Prieto, secretario nacional de Riesgos Laborales del sindicato, cree que este tipo de arma «servirá para no generar policías desamparados y tener ciudadanos más seguros, además de una sociedad más protegida». «En mi opinión, un sistema que favorece demasiado al delincuente lo que provoca son policías desamparados», sentenció.

Los agentes llevan tiempo enfatizando lo mucho que incide el factor psicológico en los policías a la hora de enfrentarse a situaciones tan difíciles como la ocurrida el pasado julio en el distrito madrileño de Carabanchel , donde una agente de policía, tras titubear en varias ocasiones, acabó abriendo fuego contra una zona no vital de un individuo que había intentado acuchillar a los policías allí presentes. Este caso ha sido expuesto como ejemplo de manera recurrente por los sindicatos para mostrar el desamparo que ellos «sufren los agentes». «La sensación de peligro a la hora de actuar está directamente relacionada con los medios de los que dispone», aseveró Prieto en la petición expresa que llevó a cabo el Sup el pasado jueves.

Por otra parte, Javier Ruiz , director en España de la empresa encargada de comercializar estas pistolas, Axon, trató de desmontar «los bulos» sobre el «perjuicio» que puede causar la taser a personas con problemas de salud. «La taser no es absoluto peligrosa porque estamos aplicando un nivel de corriente ínfimo. Nuestro dispositivo no funciona electrocutando (...) No tiene nada que ver con que tengas problemas de corazón o lleves un marcapasos, aseveró Ruiz, quien a su vez trató de señalar cuál es la parte del cuerpo a la que realmente ataca esta herramienta. «El taser afecta a la musculatura externa. Lo que realmente hacemos es sobrecargar el cerebro para que todo el cuerpo se contraiga. Eso hace que la persona no se pueda mover y caiga. No tiene nada que ver con la electrocución, sino con un concepto llamado inmovilización o neuro movilización».

La realidad es que el resto de Europa también está familiarizada con el empleo de esta pistola eléctrica . Italia tramita su comercialización; Alemania cuenta con 500; Francia, con 11000; y Reino Unido, donde la policía metropolitana londinense la usa desde el año 2004, tiene cerca de 12.000.

Sin embargo, el Sup también advierte de dos circunstancias a tener en cuenta si finalmente sus peticiones son escuchadas. Una de ellas es la formación que a su juicio deben recibir los agentes para transmitirles la realidad que encontrarán en calle. «No puede ser que a una policía se le dote de una serie de elementos básicos como una pistola y una porra y que cuando salgan de la academia se vean obligados a complementar la formación que no ha tenido allí», denunció Marco Bermúdez, distribuidor de Axon en Galicia. Otro de ellos es el hecho de que, tal y como admite Javier Ruiz, director de Axon en España, se trata de situaciones en las que «no existe el riesgo cero». Aunque entre los objetivos de implantar la taser también se encuentre el propósito de dañar lo menos posible al agresor , las caídas que produce la inmovilización del cuerpo siguen siendo el principal factor de riesgo para estas personas.

Aún así, el director de la empresa recordó que «no existe sentencia condenatoria» que responsabilice al taser del fallecimiento de ninguna persona y presumió de datos reveladores como, según los datos recopilados por su empresa, que con la pistola taser el número de sospechosos heridos se reduce en un 40 por ciento y el de los policías lesionados un 70 por ciento.

Como dispositivo electrónico de alta tecnología, el taser cuenta con elementos como el almacenamiento de la cantidad de disparos efectuados o el ajuste de la intensidad del tiro por parte de la máquina en función de la masa del individuo, pero para el director de la empresa en España, Javier Ruiz, lo mejor del arma es el efecto disuasorio que provoca. «Las estadísticas de la Policía Metropolitana de Londres dice que el 87 por ciento de los individuos que son apuntados con taser se rinden y deponen su actitud violenta», aseguró Ruiz, quien hizo hincapié en el beneficio que este arma reportaría a nivel global. «Habría menos bajas, menos denuncias, y menos enfrentamientos físicos. La imagen de la policía sería mucho más positiva».

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