El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo
El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo - Reuters

Picardo califica de «antidemocrático» el enfoque del Rey sobre Gibraltar en el Parlamento británico

El ministro principal, molesto porque Don Felipe hable de diálogo entre Madrid y Londres y excluya al Peñón

Madrid Actualizado: Guardar
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Al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, no le ha gustado el enfoque que Su Majestad el Rey ha dado al contencioso sobre el Peñón, al aludir a él en su discurso ante el Parlamento británico. Picardo lo considera «antidemocrático» porque Don Felipe habló de diálogo bilateral entre los Gobierno de España y el Reino Unido y no incluyó a la colonia para tratar de resolver las diferencias.

Las palabras del Monarca se ciñen a la postura tradicionalmente mantenida por los Gobiernos españoles instando al Gobierno del Reino Unido a negociar sobre la soberanía de Gibraltar en aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas y de la Declaración de Bruselas de 1984, pero, en unos momentos en que el futuro de la colonia está en el aire como consecuencia del Brexit, a las autoridades gibraltareñas le han resultado molestas.

De ahí que Picardo, según unas declaraciones difundidas por el Gobierno gibraltareño, haya subrayado que el Rey «ignora por completo la existencia del pueblo de Gibraltar y la obligación democrática de estos tiempos de actuar –dice- conforme a nuestros deseos». «Por lo tanto, en esta cuestión –añade-, no hay dos Gobiernos relevantes, sino tres. La voz del Gobierno de Gibraltar es la más importante de todas, dado que representa el punto de vista, deseos y opciones del pueblo británico de Gibraltar».

El ministro principal recomienda a las autoridades españolas que «pasen página» y acepten que Gibraltar ha sido británico desde hace más de 300 años y que en dos referendos celebrados en 1967 y 2002, el pueblo del Peñón votó a favor de seguir siendo británico.

Por último Picardo asegura que el pueblo de Gibraltar «desea mantener una relación normal y de amistad con España, en los mismos términos que con cualquier otro país». «Sin embargo –enfatiza-, no tenemos ningún deseo de formar parte de España ni de pasar a estar bajo su soberanía de ninguna forma. En los tiempos en los que vivimos, los territorios no pueden intercambiarse entre monarcas como peones de una partida de ajedrez».