Pena de 3 años y 8 meses para Matas, único político condenado

El expresidente balear ordenó contratar con Nóos fuera de la ley por influjo de Urdangarín

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El antiguo presidente del Gobierno balear y exministro de Medio Ambiente con José María Aznar, Jaume Matas, ha sido condenado a tres años y ocho meses de prisión por el tribunal del caso Nóos, un instituto que aprovechó la influencia de Iñaki Urdangarín para conseguir adjudicaciones públicas por métodos irregulares. La Audiencia de Palma considera a Matas culpable de un delito continuado de prevaricación en concurso con un delito de falsedad en documento público, así como de un delito de fraude a la administración. También condenado a siete años de inhabilitación especial, la Fiscalía pedía para él cinco años de cárcel.

Matas -que ya pasó un tiempo en prisión condenado por otras dos piezas separadas del caso Palma Arena, del que surge el caso Nóos, y que tiene pendiente cuatro juicios por otras ramas de la causa- goza del dudoso honor de ser el único político condenado en esta vista.

Otros son altos cargos de la administración balear, técnicos elegidos por libre designación.

El tribunal concluye que Matas ordenó desde su cargo contratar con el Instituto Nóos sin seguir los procedimientos legales para otorgar una adjudicación pública. El expresidente balear se dejó llevar por la influencia de Íñaki Urdangarín, con quien tuvo un primer encuentro en el Palacio de Marivent en septiembre de 2003 para sembrar una relación de negocios que les conduce a ambos a la cárcel. En ese encuentro, y en los contactos entre ambos, fue decisiva la intermediación de José Luis «Pepote» Ballester, amigo íntimo de Urdangarín y recién nombrado entonces por Matas director general de Deportes del Gobierno balear.

Las decisiones de Matas fueron trasladas por Ballester a los demás condenados por la trama balear de Nóos, diversos técnicos que se encargaron de envolverlas de aparente legalidad. Se trata de Juan Carlos Pino, gerente del Instituto Balear de Turismo (Ibatur); Miguel Ángel Bonet, asesor jurídico de Ibatur; y Gonzalo Bernal, gerente de la Fundación Illesport. Aunque las decisiones habían sido tomadas por Matas de forma previa y verbal, sin documentos y sin haber sido sometidas a debate ni a un acuerdo legal, los condenados fingieron reuniones que recogían en actas simuladas. La finalidad, afirman las jueces, era «dar apariencia de legalidad» a la adjudicación.

El tribunal también desvela que los organismos públicos baleares otorgaron un derecho de exclusividad al Instituto Nóos injustificado, sin sustento en ningún expediente ni motivo. Nóos obtuvo 2,6 millones de euros.

La condena a Matas se ha rebajado por su confesión y colaboración. El antiguo político mallorquín reconoció haber cometido dos delitos de prevariación y fraude, aunque negó los de malversación y falsedad documental, y aportó a última hora 865.252 euros para reparar el daño causado. Matas, que depositó este dinero en la Audiencia de Palma poco antes de la conclusión del juicio, obtuvo los fondos de la venta del «palecete» que poseía en el casco antiguo de la capital balear.

«Asumo mi culpabilidad por no haber garantizado efectivamente que el dinero de los ciudadanos de Baleares en su integridad se pagaba para lo que realmente se hacía», dijo Matas en la vista, en la que pidió que se le condenara a siete meses y medio de prisión sustituibles por una multa de 45.000 euros. También defendió el beneficio que generaron en la sociedad balear los contratos deportivos y el patrocinio que su gobierno firmó con Nóos.

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