Navantia se alía con un astillero de EE.UU. para construir 20 fragatas de la US Navy

La compañía española aportaría el diseño de las fragatas F-100 de la Armada

A la derecha, la fragata española F-102 junto a un destructor estadoundiense, en maniobras ABC
Esteban Villarejo

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El astillero público Navantia ha dado un importante paso para aspirar al gran sueño de todo constructor de buques militares: tener como cliente a la US Navy. A través de un acuerdo de colaboración, la compañía informó ayer sobre la rúbrica de una alianza con el astillero General Dynamics Bath Iron Works (uno de los dos principales de EE.UU.) para conjuntamente aspirar al programa militar naval FFG(X), que tiene como objetivo la construcción de 20 nuevas fragatas de última generación para la armada estadounidense. Según los planes del concurso de la US Navy, la primera unidad se construiría en 2020.

«La asociación entre Bath Iron Works , diseñadora y constructora de algunos de los barcos militares más avanzados del mundo, y Navantia, diseñadora de fragatas de primer orden, podrá proporcionar a la Marina de Estados Unidos los buques de superficie más capaces y de coste reducido», informó el astillero español, perteneciente al cien por cien a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi).

En el fondo subyace el fracaso que ha supuesto para la US Navy el programa de construcción de «Littoral Combat Ship» (buque de combate litoral) y el diferente concepto que supone la fragata F-100 de la Armada Española: «En nuestra fragata fuimos capaces de meter un sistema de armas y propulsión homologable al de los destructores Arleigh Burke estadounidenses. Es decir, cabe lo mismo teniendo 2.000 toneladas menos, con el consecuente ahorro que supone en su fase de construcción, operatividad, mantenimiento y dotación necesaria», apuntan a ABC fuentes de la Armada Española.

«En la US Navy se ha extendido la idea de que una fragata como las F-100 españolas, con coste y dotación bien dimensionados y con el radar Aegis de la empresa estadounidense Lockheed Martin como lo tenemos incorporado, es la opción más plausible para su futuro programa de fragatas», destaca otra fuente militar española.

Experiencia de las fragatas

A esta ventaja de «aprovechamiento del diseño» hay que añadir la experiencia adquirida junto a las fragatas F-100 por los destructores estadounidenses de la clase Arleigh Burke en la base de Rota (Cádiz), donde despliegan en el denominado escudo antimisiles. Además, la experiencia industrial de las F-100 españolas -fragatas conocidas también como de la clase «Álvaro de Bazán»- ya ha sido contrastada en el mercado exterior con clientes como Noruega (cinco unidades de la clase «Fridtjof Nansen») o Australia (tres buques de la clase «Hobart», ahora en construcción). «Estamos encantados de colaborar con Bath Iron Works en el programa FFG(X). Nuestra alianza comenzó en los años 80, cuando trabajamos juntos para traer el diseño de las FFG Oliver Hazard Perry/Santa María a España, creando en nuestro país una industria de construcción naval moderna», aseguró Esteban García Vilasánchez, presidente de Navantia.

Por su parte, el presidente del astillero estadounidense, Dirk Lesko, trasladó la importancia del diseño de las F-100 para llegar a este acuerdo: «Bath Iron Works ha evaluado muchos diseños americanos y extranjeros que se ajustaran a los requisitos del programa FFG(X) y ha concluido que la familia de fragatas diseñadas y construidas por Navantia encajan perfectamente. Esperamos continuar la relación tan productiva que hemos tenido con Navantia desde hace casi 40 años».

Junto al astillero Huntington Ingalls (Virginia), Bath Iron Works es el gran constructor de la industria naval militar de EE.UU. El primero está más especializado en portaaviones, submarinos o buques de desembarco anfibio, mientras que el «socio» de Navantia en EE.UU. suele pujar más por contratos de destructores y fragatas como el citado FFG(X).

Este programa de nuevas fragatas estadounidenses «está concebido para facilitar las operaciones en cualquier espacio en apoyo del grupo de ataque y de las operaciones asociadas de la flota», explican fuentes de Navantia. Desde el propio astillero español se considera este acuerdo un paso certero para poder participar de la ingeniería y el diseño de las futuras fragatas estadounidenses en caso de que Bath Iron Works, propiedad de General Dynamics, logre el concurso.

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