Llevan años conviviendo con ruido constante proveniente de pisos turísticos, ruidos, música, cánticos y voces a deshoras que estresan al vecindario, pero la figura del mediador, en Barcelona, ha conseguido poner fin al conflicto en 238 casos. Su misión es mediar entre la comunidad de vecinos y el propietario para llegar a un acuerdo sin tener que recurrir a intervenciones policiales.
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