Javier Gómez Segura: «Nadie sabía bien entonces qué hacer con las víctimas»

El capitán y psicólogo de la Guardia Civil fue uno de los 44 heridos en el atentado de la plaza de la República Dominicana, en el que murieron 12 agentes. ABC le entrevistó en 2011

Javier Gómez Segura, Guardia Civil y psicologo que sobrevivio al atentado de ETA en la plaza de la Republica Dominicana de Madrid Ignacio Gil

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Javier Gómez Segura , capitán y psicólogo de la Guardia Civil, habló con ABC en 2011 cuando el Cuerpo preparaba un programa de asistencia psicológica para sus víctimas de atentados. Él sabía bien de lo que hablaba. Cinco años después de esta entrevista murió. Tenía 50 años. A continuación sus reflexiones.

«Nunca tuve conciencia de ser una “víctima del terrorismo” , yo creía que eso era para los “paisanos”, que en nuestro caso era algo que venía incluido en el sueldo», afirma. Hace casi 25 años viajaba en el autobús que ETA voló por los aires en la plaza de la República Dominicana de Madrid . Era uno de los guardias alumnos del curso de Tráfico. Uno de los 44 heridos que se salvó saltando desde una ventanilla y «refugiándose» en el centro de la plaza. Doce compañeros se quedaron en ese lugar maldito.

«En estado de shock no intenté ayudar a ninguno de mis compañeros. Durante mucho tiempo después me he sentido muy culpable y cobarde por esto ». Ya en el hospital, al que le llevó en un coche de lujo un ciudadano anónimo, tuvo que identificar los cuerpos de dos amigos. «Todavía recuerdo sus caras y especialmente la mirada y el rictus de uno de ellos».

Todos eran unos niños. A esos niños, que no murieron, lo que más les preocupaba en los días siguientes era acabar el curso de Tráfico. Ese era el mensaje que se lanzaba: seguir y no mirar atrás. «Nadie sabía bien entonces qué hacer con las víctimas del terrorismo» .«Entonces no lo sabía, pero ahora sé -continúa el capitán Segura- que padecí un trastorno por estrés postraumático que, aunque nunca fue diagnosticado ni tratado, provocó mis dificultades para volver a subir a medios de transporte colectivos, para conciliar y mantener el sueño y hasta para “desenfadarme” con el mundo. Durante los primeros años caí en el abuso del alcohol, en la conducta desordenada y en la pérdida de valores».

« El daño peor fue el moral -reconoce-. La sensación de abandono, de soledad, de falta de comprensión para expresar lo que estaba ocurriendo, la sensación de desengaño que supuso descubrir que frente al trauma estaba solo, que la Guardia Civil no es una familia, o al menos aquella vez no se comportó como tal; resultaba tan traumatizante como el propio atentado» (...)

Él nunca se ha considerado una víctima.«Soy padre, hijo, psicólogo, guardia civil, amigo, esposo... y sufrí un atentado». Reivindica cambiar el orden de los factores. «Ser víctima continuamente es agotador desde el punto de vista psicológico y físico. La víctima de un atentado terrorista tiene la obligación de intentar recuperarse », sentencia Segura. Y va más allá. «El perdón y el olvido, aunque útil, no es necesario para lograr la transición víctima-superviviente». «Hemos pasado de que a las víctimas se las arrinconara a sobreexponerlas. Ahora corremos el riesgo de prestarles demasiada atención y eso las infantiliza».

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