«¡La izquierda va a palmar!»

Los socios de Sánchez e Iglesias desesperan ante la sensación de ruptura entre ambos

Joan Baldoví, ayer, en la tribuna del Congreso/ Simancas: «Las tres derechas han demostrado cierta unidad» EP
Víctor Ruiz de Almirón

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Era el aperitivo del arranque del curso político, el aroma de repetición electoral es cada vez más fuerte y por sorpresa había anunciado Moncloa la presencia en el pleno del presidente del Gobierno . Pero ni por esas en el Congreso se respiraba el ambiente de las grandes citas . Nadie sabe nada. El Congreso de los Diputados se ha convertido en una casa de apuestas sobre la repetición electoral.

Diputados de un mismo grupo le argumentan a uno con igual pasión opiniones contradictorias. «Lo tiene hecho. Sánchez lo tiene hecho. Se lo van a dar en bandeja», opinaba un diputado de Ciudadanos. Otro, con igual seguridad se confesaba minutos después: «Vamos a elecciones seguro. Más después de lo de hoy». Volvía Albert Rivera tras una calculada ausencia estival durante este mes. Su regreso era de los más esperados. Pero el líder de Ciudadanos no habló ante los medios. El momento de la formación naranja es muy distinto al de hace meses. La estrategia de elevada exposición mediática, también.

No tenía previsto hablar Rivera y le salvó de ello Pedro Sánchez. En el único favor que se han hecho ambos últimamente. El presidente se paró, contra todo pronóstico, a hablar con la prensa antes de entrar al hemiciclo. Hablar quizás sería decir demasiado, porque el presidente lanzó su mensaje y no aceptó preguntas de la prensa.

Sánchez se dijo «esperanzado» ante los contactos que quiere empezar a realizar a partir de la próxima semana . ¿Qué quiere decir estar esperanzado en la cabeza del presidente? De todo. Una cosa y la otra. En el PSOE están convencidos en que han llegado a una situación de «win win». Otra vez el famoso relato. Si Iglesias se rinde tendrán la presidencia y el Gobierno en solitario que siempre han preferido . Si no lo hace iremos a unas elecciones que en el PSOE pocos ven con malos ojos. El mensaje de Moncloa ha calado. En Podemos, claro, creen que Sánchez va de farol porque tiene mucho que perder.

Una persona del entorno del presidente trataba de descifrar qué era lo esperanzador para el presidente. Se admite que esa esperanza puede interpretarse en varios sentidos, pero se apunta a que el deseo de Sánchez es «primar la estabilidad aunque a corto plazo sea la más dolorosa» . Se deja claro que no vale «cualquier acuerdo», y a priori no se ve con muy buenos ojos la posibilidad de que Podemos apoye la investidura pero no suscriba ningún acuerdo programático. Pocas dudas quedan en que los socialistas prefieren elecciones.

Un escenario que al que menos parece angustiar dentro del bloque de la moción de censura es al propio PSOE. «Esto puede ser un desastre», reconocía un diputado de la coalición de Podemos.

Gabriel Rufián, que sigue perfeccionando su viaje de la impresora a la moderación , hablaba con preocupación de la situación. «El horno no está para bollos», «la gente está cansada» o «toda la izquierda va a palmar» fueron alguna de sus reflexiones. De paso, vino a dar por hecho su apoyo a Sánchez: «La única forma de que Abascal no sea ministro, pasa por nosotros». El presidente, poco después, insistiría en que prefiere el apoyo del PP y Cs y no el suyo. Lo que apunta claramente a discurso electoral.

Siempre muy afectado, también el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, pedía a Sánchez a Iglesias que lleguen a un acuerdo: «Por favor, no juguemos con fuego, puede llegar aquel señor de la barba», clamó señalando a Santiago Abascal. El PNV, al que las formaciones de izquierdas han acogido con naturalidad en el bloque progresista, reconoció que hace un mes que no saben nada del Gobierno : «Nadie ha llamado. Nosotros no sabemos nada». El negocio de la moción de censura empieza a no parecer tan boyante.

En el PP, en cambio, están encantados . Quién lo iba a decir el 28 de abril por la noche . Están tan seguros de que en una repetición electoral les iría bien y mejorarían los resultados que no terminan de creérselo. Pero ayer se les despejaban las dudas: «Visto la intervención de Podemos hoy, hay elecciones», decía una diputada. En Ciudadanos, en cambio, se vive la posibilidad con más resignación: «Bueno, habrá que pelearlo».

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