El oasis catalán

El independentista amarillo

Predomina el lazo amarillo, pero también hay bufandas, camisetas y abrigos como el de Marta Rovira

La secretaria general de ERC, la pasada semana durante un mitin en Barcelona REUTERS
Miquel Porta Perales

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El color amarillo –símbolo de la solidaridad con los políticos y activistas secesionistas encarcelados- ha devenido en pin del independentismo. Personas, edificios, esculturas, puentes, fuentes, árboles, farolas o grupos de WhatsApp lo exhiben. Predomina el lazo, pero también hay bufandas, camisetas y abrigos como el de Marta Rovira. Otra mercancía del marketing secesionista que Josep Guardiola, entrenador zen, promociona en el mundo. Hay más: el secesionismo no vende un souvenir, sino un estilo de vida. El amarillo como resistencia y movilización frente a la España represora que encarcela a inocentes ciudadanos que solo quieren votar. Y semejante falacia, vende. El triunfo del amarillismo.

Leído

Para muchos, los CDR son los Comités de Defensa de la Revolución de la Cuba castrista. Pero, hay otros CDR: los Comités de Defensa de la República cuya misión es la de proclamar la República Catalana en cumplimiento de los resultados del referéndum de autodeterminación del 1 de octubre. Acabo de leer un artículo –de título «Todo el poder para los CDR»– que habla de «deliberada voluntad de abortar un movimiento democrático», de «instituciones propias intervenidas por una potencia extranjera», de «intervención cuádruple: policíaca, judicial, paramilitar y mediática». Contra ello, los CDR «han de tener el protagonismo y asumir el liderazgo colectivo para hacer colapsar el régimen» (del 78). Prosigue: «confirmación de la unilateralidad y desbordamiento democrático con respecto al despotismo vigente». Concluye: «parafraseando la consigna soviética: `Todo el poder para los CDR´». Lo prometo: no me invento nada.

Observado

¿Y si a Mariano Rajoy no le disgustara que Miquel Iceta fuera el próximo presidente de la Generalitat de Cataluña? Razones: certificaría –hay presidente no nacionalista en Cataluña- la bondad del 155; podría atraer a la legalidad constitucional una parte del catalanismo moderado dispuesto a pactar con el Estado; ayudaría a neutralizar a Ciudadanos y a consolidar el bipartidismo. Y no disgustaría al empresariado, cosa que facilitaría el desarrollo de políticas económicas en Cataluña.

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