Abogado del juez Llarena en Bélgica

Hakim Boularbah, un letrado tan prestigioso como discreto para defender a España

Hijo de inmigrante marroquí, se va a medir a otro gran abogado belga, Paul Bekaert, letrado de Puigdemont y especialista en defender criminales

El abogado del juez Llarena en Bélgica, Hakim Boularbah ABC

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Tan discreto como prestigioso en su campo de trabajo, el abogado que ha escogido el Gobierno para defender al juez Llarena ante los tribunales belgas es un experto en derecho procesal, que es el campo en el que se va a dirimir esta extraña demanda planteada por los políticos huidos de España. Hakim Boularbah es un belga de padre emigrante marroquí y de madre feminista que a lo largo de su vida ha hecho bandera de la defensa su propia identidad, forjada a veces con dificultad.

Jurista de prestigio, profesor de las universidades de Lieja y la Libre de Bruselas y socio de la firma de abogados Liederkerke Wolters Waelbroeck Kirpatrick , uno de los bufetes más importantes de Bélgica, se va a enfrentar con Paul Bekaert, el defensor de Puigdemont y de una lista de terroristas y criminales que también intentaban eludir la justicia española. Para un trámite judicial pensado para querellas de vecindario, resulta novedoso que comparezcan dos de los abogados más importantes del país.

Hakim Boularbah es hijo de un rifeño que llegó de Marruecos a Bélgica en 1971 y una belga francófona. Las cosas debieron ir muy rápidas entre sus padres porque un par de años después, en 1973 ya habían tenido a su primer y único hijo. Poco después se divorciaron. El hoy abogado vivió en un ambiente modesto en el barrio bruselense de Schaerbeek, entonces de clase media, hoy convertido en una especie de gueto de la inmigración desadaptada. Pero él no conoció esa evolución porque después del divorcio de sus padres siguió a su madre que se mudó primero a un barrio menos conflictivo como Woluwe-Saint-Lambert y después a la localidad de Braine-l’Alleud, al sur de Bruselas.

En su época escolar fue un alumno bastante «mediocre» que pasaba los cursos, pero siempre por los pelos. Seguía viendo a su padre que quería inscribirlo en la mezquita de Bruselas para que aprendiera árabe y se mantuviera vinculado a la religión islámica en contra del criterio de su madre que se opuso ferozmente. Y a pesar de todo, a la muerte de su padre, aquel adolescente en una Bélgica cambiante, que no estaba interesado en ninguna creencia religiosa, decidió empezar a reafirmar su personalidad cuando optó mantener el apellido paterno, a pesar de las connotaciones que sabía que podría tener.

Decidió estudiar Derecho por casualidad y que fue a la Universidad Libre de Bruselas (ULB) porque tenía una mayor facilidad para ingresar. En aquellas aulas se produjo su verdadero cambio. Empezó a tener resultados brillantes en todas las materias y al final de sus estudios, la ULB le ofreció la posibilidad de hacer un doctorado y en 2005 pasó a ser profesor. Siempre pudo contestar a los que le acusaban de beneficiarse de cierta discriminación positiva, de haber sido promocionado por ser de origen marroquí. Ahora se ha convertido en uno de los abogados más prestigiosos en el campo de los litigios internacionales y arbitrajes . Ha sido asesor del Ministerio de Economía belga y de la Comisión Europea. Pero lo que va a dirimir ahora es mucho más importante. Es la defensa de la jurisdicción española y al mismo tiempo de la de Bélgica frente a las argucias de los independentistas acusados.

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