Los helicópteros Cougar en la base española de Herat en Afganistán
Los helicópteros Cougar en la base española de Herat en Afganistán - ABC

«El Gobierno del PSOE tenía interés en comprar los Cougar, no sabemos por qué»

El exjefe de la Fuerza Aeromóvil recuerda que, de repente, aparecieron 84 millones

Madrid Actualizado: Guardar
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La idoneidad o no de los helicópteros Super Puma-Cougar para la misión española en Afganistán es un debate cada vez más extendido en las Fuerzas Armadas, que cuestionan que este tipo de aeronaves sean los mejores para operar en una zona de alto riesgo. El siniestro de una de estos aparatos en agosto de 2005, en el que fallecieron 17 militares, plantea muchas incógnitas sobre la responsabilidad de quienes enviaron a Afganistán un aparato que, por sus características técnicas, «no estaba capacitado para maniobras extremas», como señala el coronel José Antonio Perote, exjefe de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra.

La historia de la llegada de los Cougar al Ejército de Tierra está llena de sombras y de preguntas para los responsables militares de entonces ¿Por qué el Gobierno del PSOE desoyó el criterio militar y adquirió este helicóptero francés en 1986 y 1996, en vez de los americanos Black Hawk que quería el Ejército? ¿Porque de repente aparecieron 14.000 millones de las antiguas pesetas (84,14 millones de euros) que no se habían querido dar antes? ¿qué intereses políticos prevalecieron en una compra que se realizó al margen del Ejército? ¿se pagaron comisiones?

El coronel Perote, que fue testigo de aquella operación económica, asegura a ABC que «el Ejército nunca supo que interés había, por parte del Gobierno socialista, para realizar una compra, que fue pactada entre los gobiernos socialistas de España, Francia e Italia». Pero sí recuerda la sorpresa que les causó el cambio de criterio del Gobierno socialista para adquirir una partida de helicópteros, sin concurso público, y , se pregunta: «¿Cómo en unos meses aparecen de repente catorce mil millones de pesetas cuando en cuatro años no los habíamos tenido para pagar los Black Hawk?».

Cambio de criterio

Los hechos se remontan a marzo de 1984, cuando el Gobierno socialista da el visto bueno a la adquisición de 24 helicópteros AB-412, aceptando la recomendación del Ejército de Tierra. Sin embargo, meses después, en noviembre de ese mismo año, siempre según la versión de Perote, «notamos un cambio en el ministro de Defensa, Narcis Serra, que quiere realizar una nueva selección». Con la planificación económica para la compra de armamento ya realizada, ésta queda suspendida en lo que respecta a esta partida de helicópteros.

El cambio que propone el Gobierno socialista es para introducir como alternativa a los AB-412 el Super Puma-Cougar o el Black Hawk. Éste último modelo «había sido seleccionado» por el Ejército, pero quedó condicionado a que «las disponibilidades económicas lo permitieran».

Adjudicación a dedo

El Ejecutivo contaba con una baza a su favor que le dejaba vía libre para hacer lo que quisiera, sin tener que sacar a concurso este programa de compra de helicópteros. El artículo siete de la Ley de Dotaciones Presupuestaria de 23 de julio de 1982 aseguraba que los contratos «que el titular de Defensa estime necesario, podrán concertarse directamente, previo acuerdo del Consejo de Ministros».

Los temores del Ejército se cumplen y el 7 de agosto de 1985 el secretario de estado de la Defensa, Eduardo Serra, comunica al Ejército su decisión de aplazar la compra definitivamente.

El Gobierno socialista se sale con la suya y, no se sabe con qué intereses, en abril de 1986 se compran 18 unidades Super Puma por 25.000 millones de pesetas (84 millones de euros), 13.750 más de lo previsto. Y en 1996, otros 15 más, por 27.000 millones de pesetas.

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