Reunión del Grupo Socialista con la presencia de Javier Fernández
Reunión del Grupo Socialista con la presencia de Javier Fernández - IGNACIO GIL

Fernández comprueba la resistencia del Grupo Socialista a abstenerse con Rajoy

23 diputados abjuran del «no» pero Sánchez y los suyos se preparan para el Comité Federal

Madrid Actualizado: Guardar
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El trasatlántico que es el PSOE está virando a marchas forzadas hacia las aguas bravas de la abstención para que Mariano Rajoy sea presidente del Gobierno antes del 30 de octubre. Y en toda ciaboga brusca siempre crujen las cuadernas aunque al timón esté un tipo experimentado tal que Javier Fernández. Lo pudo comprobar ayer durante su primera reunión con el Grupo Socialista tras la traumática caída de Pedro Sánchez. Fernández reconoció antes de entrar que hay riesgo serio de «división» entre los cuadros, y entre estos y un amplio sector de militantes a cuenta de la investidura.

La reunión discurrió con la calma que intentan todos tras el tormentoso Comité Federal, a lo cual contribuyó, seguramente, que el principal protagonista en estos días, Pedro Sánchez, no hiciera acto de presencia -tampoco por la tarde en el Pleno del Congreso-.

Hubo incluso gestos de distensión, como el protagonizado por Eduardo Madina, quien, enterado por los medios de que la dirección del grupo había situado a Sánchez en la cuarta fila de escaños, por detrás de él, telefoneó al portavoz, Antonio Hernando, para que rectificara y pusiera delante a Sánchez, «que ha sido secretario general».

Tampoco estuvo en la reunión el que fuera «mano derecha» de Sánchez, el ex secretario de Organización, César Luena. No hacía falta, todo el mundo da por hecho que ambos se mantienen en el «no». Más dudas había con el «sanchismo», pero Javier Fernnández pudo comprobar ayer que se mantiene rocoso en el «no» y en que, si se vira a la abstención, haya consulta a la militancia. Acudieron destacados miembros de la ejecutiva disuelta: María González Veracruz, Adriana Lastra, José Luis Ábalos, Susana Sumelzo o Pilar Lucio -se declaró «muy decepcionada» vía Twitter-, quienes optaron por no hablar dentro; sí fuera a los medios. Lastra dijo: «Si al final lo que pretenden algunos es ir a una abstención, tendría que ser ratificado por la militancia», insistió la diputada asturiana, muy distanciada en toda la crisis del presidente del Principado, Javier Fernández. «Vengo a escuchar lo que dice la gestora, después de tantas deslealtades», rubricó con intención. Lo mismo que el secretario proniciala del PSOE en Valencia, Ábalos, muy tajante: «Nadie podría entender un pacto de gobierno con los protagonistas de la corrupción». Los ex ejecutivos que se mantienen fieles a Sánchez no quisieron hablar en el grupo porque creen que solo el Comité Federal es competente para debtir un cambio. Ninguno de los siete diputados del PSC, que se niegan a cambiar su postura, tomó ayer la palabra.

Elorza, Robles y Simancas

Los diputados madrileños Rafael Simancas y Margarita Robles, y el ex alcalde de San Sebastian Odón Elorza -pidió consultar a las bases-, también defensores del «no», sí hablaron a puerta cerrada. Robles, el que gran fichaje de Pedro Sánchez para el 26-J como «númer dos» por Madrid, advirtió antes de entrar que «uno tiene que ser coherente con las decisiones que toma», observó. Y, si el Comité Federal acordó votar «no» a la investidura de Rajoy, «hay que justificar mucho». «Si no hay razones de peso, ese voto no se puede ni se debe cambiar».

Al margen de posturas ya conocidas fue significativo ver al portavoz, Antonio Hernando, hasta el sábado en el núcleo duro de Sánchez, hacer el paseillo de entrada sonriente con el presidente de la gestora, Javier Fernández. Hernando tiene muchas papeletas para quedarse en el puesto, no así Óscar López, portavoz en el Senado -los hasta el sábado críticos le acusan de estar con Luena detrás del intento de «pucherazo» en el Comité Federal-, o Iratxe García, portavoz en el Parlamento Europeo.

Igual de significativo, aseguran diversas fuentes, fue escuchar a puerta cerrada al diputado por Segovia Juan Luis Gordo o al expresidente asturiano y hoy diputado Antonio Trevín, «sanchistas» ambos en la Mesa del Congreso y en la dirección del grupo, defender ahora que no se puede ir a terceras elecciones, que hay que abstenerse. «El grupo en este mes es uno de los principales elementos que tiene el PSOE para recuperarse» y ha pedido «un esfuerzo a todos», igual que ha hecho la expresidenta del PSOE, Micaela Navarro, una de las diecisiete miembros de la ejecutiva que dimitieron el pasado miércoles.

Navarro ha sido una de los once diputados andaluces (en total fueron 23 de 26) que salieron en tromba a defender la posibilidad de abstenerse, a pesar de que la tesis oficial del PSOE-A es que «ahora no toca» ese asunto. Antonio Hurtado, José Andrés Torres Mora, Salvador de la Encina, Antonio Gutiérrez Limones, Elvira Ramón, Felipe Sicilia, Gregorio Cámara, Sonia Ferrer, Juan José Díaz Trillo, Juan Carlos Campo, siguieron a Micaela Navarro, que además dijo no «contemplar» una división del grupo el día de la investidura. También se apuntan a abstención el expresidente castellano-machego, José María Barreda; el secretario del PSOE en Guadalajara, Pablo Bellido; el valenciano Cipriá Ciscar, o el aragonés Ignacio Urquizu.

Capítulo aparte merece el exlendakari Patxi López. En el papel mediador en el que lleva varios días, insistió en que hay que tender puentes entre los dos bloques en que ahora mismo está dividido el PSOE. Cree que ninguna salida es buena, como la mayoría del partido, y avisó que, cuando vote el Comité Federal «el partido ha decidido, en alusión a que no puede haber ruptura de voto.

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