Algunos votantes llegaban a los colegios electorales portando ABC, que ofrecía una guía práctica para votar
Algunos votantes llegaban a los colegios electorales portando ABC, que ofrecía una guía práctica para votar - ABC
40 aniversario

El día en que los españoles volvieron a votar en libertad

El 15 de diciembre de 1976, los ciudadanos dijeron «sí» a la Reforma Política

Madrid Actualizado: Guardar
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El día del referéndum ningún español sabía lo que vendría después. El miércoles 15 de diciembre de 1976, Madrid amaneció nublado pero sin lluvia. Pintadas de «vota no» o «abstención» salpicaban fachadas aleatorias. Algunas eran el telón de fondo de las largas filas que, ante los colegios electorales, se formaron para votar la ley para la Reforma Política. En el ambiente: emoción, expectativa, incertidumbre. Era la primera vez en 40 años que los ciudadanos salían a votar democráticamente para decidir un futuro que aún no veían claro.

—¿Pero esto va a servir para legalizar el Partido Comunista?

—Pues no sé.

—¿Y entonces para qué sirve?

Eran los debates que mantenían los jóvenes en los bares, recuerda José María Blázquez, entonces con 19 años.

También sobre si la ley traería una apertura política o si aquello era solo posible mediante una ruptura completa con el sistema anterior. En las casas se hablaba menos. En general, la sensación era la misma: el desconocimiento de lo que supondría la ley que estableció la base de nuestro sistema democrático.

Polarización

«Era complicado creer que de las Cortes franquistas saliera un verdadero cambio», dice Antonio Fuster. «Sabíamos lo que se acababa con esa ley, pero no sabíamos a dónde nos iba a llevar», reconoce José Manuel Martín Medem, que tenía 24 años.

Había sido una campaña polarizada, en la que los partidos de la izquierda clamaban por la abstención y «el búnker» pedía el «no», mientras el Gobierno de Adolfo Suárez se esforzaba por pedir la participación. No solo necesitaban una amplia victoria matemática, sino una gran participación para legitimar la reforma.

Desde el 26 de noviembre se había iniciado una campaña de propaganda sobre el referéndum. Primero fueron los folletos informativos: «Empieza por informarte bien. Para que tu participación política sea auténtica. Porque a partir de esta reforma, nada se debe hacer ya sin contar con la participación de todos». Esa semana tuvo más éxito la canción compuesta por Vino Tinto y cantada por Jarcha: «Habla pueblo habla/ Habla sin temor/ No dejes que nadie/ Apague tu voz». Una melodía que «repetían hasta en la sopa», cuenta Fuster, que tenía 25 años.

La izquierda, que pedía no votar, también creó su propia canción. «Abstención, abstención, es el voto de la oposición». Entre estos reinaba la desconfianza. «Creíamos que la ley de reforma política era un paripé, que no iba a servir para nada. Luego nos dimos cuenta de que sí era en serio», cuenta Mario, que ejerció su recién estrenada mayoría de edad precisamente con la abstención. «La gente de izquierdas no estuvo a favor, lo que queríamos era la ruptura con el régimen anterior».

Lo explicó tiempo después Felipe González en el documental «La Transición» de TVE. El PSOE llamaba a la abstención como «una crítica, ma non troppo, porque aunque aquello tenía muchas incertidumbres dentro y no dejaba de ser una reforma política de las propias Cortes franquistas, una cosa muy rara, pensábamos que de todas maneras el éxito del referéndum iba a ser un paso en la buena dirección».

El día de la votación reinó la normalidad y la «relajación emocional», en palabras del director general de Política Interior. «Nadie asistió en Valencia a una manifestación contra el referéndum», titulaba ABC una noticia. Apenas hubo algunas pequeñas concentración en Madrid o en municipios como Sestao y Algorta, donde cuatro guardias civiles resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes.

La viñeta que publicó Mingote el día de la votación: «¿Qué tenía yo que hacer esta mañana?»
La viñeta que publicó Mingote el día de la votación: «¿Qué tenía yo que hacer esta mañana?»

«Fue muy emocionante. Era la primera vez que salíamos a votar democráticamente. Solo habíamos vivido los referéndums franquistas que salían con el noventa y pico por ciento de apoyo», explica Fuster, que aún recuerda las enormes filas para votar -algunas formadas incluso antes de que abrieran los colegios electorales-.

«Fue un día tranquilo, emocionante. Teníamos era la esperanza de que la cosa fuera bien, que se abriera más de lo que la ley ofrecía, como así ocurrió después», dice Martín Médem, que se abstuvo.

José María Escobar recuerda con cariño la votación. «Voté por correo, aunque ahora estoy convencido de que no lo hice bien y el voto fue al limbo, pero voté tan contento». Estaba en La Coruña, haciendo la mili y allí, en el cuartel, «no se hablaba nada de política y además uno no se podía emocionar demasiado».

Cuarenta años después, la memoria ha desdibujado la jornada en muchos. «No lo viví como algo histórico, no tenía una gran ansiedad política», reconoce Juan José Durán. Al preguntar a Fernando M. Fernández-Santos, también recuerda más los días anteriores que el de la jornada en sí.

«Lujo tecnológico»

Martín Medem, entonces periodista en RNE, vivió el recuento desde el centro de prensa, situado en el Palacio de Congresos y Exposiciones del Ministerio de Información y Turismo. Había acreditados más de 850 periodistas y las instalaciones habían sido calificadas de «lujo tecnológico»: había un centenar de máquinas de escribir y 25 grupos de cuatro monitores de televisión en los que se actualizaba el escrutinio cada 30 minutos.

Fue avanzada la madrugada del día 16 cuando el ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, compareció para dar cuenta de los resultados. La abstención había sido del 22,28 por ciento y, de los más de 17 millones de personas que sí acudieron a las urnas, el 94,4 había apostado por el «sí». La valoración de Martín Villa fue optimista: «La masiva participación permite abrigar la esperanza de que la nueva etapa histórica que se abre para España nace firmemente asentada sobre la madurez política de su pueblo».

Panel informativo colocado en el Palacio de Correos y Telecomunicaciones de Madrid, en la Plaza de Cibeles, con un avance de las 23:55 horas
Panel informativo colocado en el Palacio de Correos y Telecomunicaciones de Madrid, en la Plaza de Cibeles, con un avance de las 23:55 horas - JOSÉ GARCÍA
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