El CIS enfría a todos

Muchos sondeos han sobredimensionado las posibilidades de Rivera en los dos últimos meses

Albert Rivera en la jornada electoral del 21-D en Cataluña EFE
Manuel Marín

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De algún modo, el CIS vuelve a situar el criterio decisorio del electorado donde siempre estuvo : en la esfera ideológica del eje derecha-izquierda por encima del factor diferenciador entre vieja y nueva política. Ni Ciudadanos crece o Podemos decrece por ser partidos emergentes con mensajes novedosos e innovadores. Ya no. Tampoco el PP y el PSOE pierden votantes por ser las viejas glorias de un bipartidismo maltrecho. Ambos siguen siendo las dos principales fuerzas políticas españolas y el cacareado «sorpasso» de nuestra política nunca ha llegado a producirse, salvo en contadísimos escarceos alejados de unos comicios inminentes. En alguna ocasión Podemos superó al PSOE exagerando su euforia porque los socialistas recuperaron la segunda plaza de inmediato. Hasta hoy. Ahora es Ciudadanos quien ya supera a Podemos.

Es cierto que Cataluña ha catapultado a Albert Rivera porque el coste del desgaste atribuido a la gestión del esperpento catalán lo está pagando Mariano Rajoy . La aplicación del artículo 155 y la celebración de elecciones no han beneficiado en absoluto al PP…, pero también están castigando al PSOE y su «apuesta bisagra». Las dos marcas erraron al ceder a Ciudadanos el discurso en clave nacional y perder el voto útil, y ello lleva aparejado en el resto de España un doble efecto contagio-simpatía a favor de Ciudadanos que Rivera está rentabilizando.

En el ideario colectivo se ha asentado la idea de que el PP va a ser irremisiblemente abandonado por millones de votantes. Rajoy, se pronostica, carece de programa ilusionante, su liderazgo está en las horas más bajas, se discuten sus tiempos de reacción ante los problemas, y empieza a extenderse que su Gobierno está quemado. Enfrente, y en la esfera «cool» del centro-derecha, aparece consolidado Albert Rivera, un político de doble lenguaje, ambivalencia ideológica, sin errores de gestión –porque nada ha gestionado–, y un perfil siempre amable ajeno a los histrionismos de Pablo Iglesias . Quizás por eso muchos sondeos han sobredimensionado las posibilidades de Rivera en los últimos dos meses hasta el punto de concluir que sería el partido más votado de España.

Sin embargo, con cocina o sin ella, el CIS ha enfriado a Ciudadanos porque su crecimiento sostenible es inferior al previsto. Enfría al PP (siete puntos menos en un año son demasiados), y enfría a un PSOE atascado, sin programa y con averías de liderazgo. A Podemos, sencillamente, lo congela. Todos los partidos oscilan entre el 19 y el 27 por ciento del voto, pero la inercia apunta a que el teórico bloque PP-Ciudadanos alcanzaría la mayoría absoluta porque l a izquierda no avanza en el hielo ni con cadenas.

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