La dimisión de Llamazares abre otra grieta en el pacto IU-Podemos

Lo de ayer en Izquierda Unida fue la pesadilla antes de Navidad. El líder de la corriente Izquierda Abierta, Gaspar Llamazares, presentó la dimisión de los cargos orgánicos que obstentaba en la Coordinadora y la Ejecutiva federal por la «campaña de linchamiento» que ha sufrido por parte de la dirección estatal de Alberto Garzón, desde que se desveló unos audios en los que esbozaba su posible candidatura a las europeas dentro de la plataforma Actúa. El líder asturiano, eso sí, se mantendrá fiel a IU Asturias, donde se presentará a las primarias para defender una izquierda que no esté «subordinada» a la confluencia con Podemos.

«No merece la pena estar en unos órganos que no escuchan y que te excluyen», explicó ayer en Twitter Llamazares, que siempre mantuvo un discurso muy crítico contra el pacto de IU y Podemos. Aun así, el político confirmó a ABC que seguirá en IU Asturias. «Estoy en Asturias y en las primarias», asegura Llamazares, que defiende que en el Principado hay una gran mayoría del censo que rechaza concurrir a las elecciones con la formación morada.

De hecho, en una conversación con ABC mantenida unas horas antes de que anunciara su dimisión de lo órganos federales de IU, Llamazares apuntó: «Yo no voy a participar con un partido que, respecto a Asturias, tiene una política contraria a la de mi organización. Pero además, a eso le sumamos lo que ha hecho Podemos en política de alianzas, perdiendo la oportunidad de una mayoría de izquierdas, y apostando por la confrontación y el sorpasso». A nivel nacional también rechaza la política de Unidos Podemos, que apuestan por un «modelo de Estado híbrido» entre el independentismo catalán y el federalismo. Ante esto, defiende «un modelo federal y republicano, pero español».

En medio de la sonora dimisión, Garzón le reprochó en Twitter que «está políticamente fuera de IU» porque «lleva sin ir a los órganos dos años y medio» y criticó que vaya a mantener su acto como diputado asturiano. En los últimos días el coordinador estatal le había acusado de tránsfuga y empujado a dimitir. Una «campaña de linchamiento» con la que la dirección estatal, denuncia Llamazares, pretende «reducir y desacreditar» su figura en el Principado.

A su acusación, Llamazares replicó con sorna: «Me acusa Torquemada de no ir a escuchar sus monólogos, de tener opinión propia y participar el tertulias a pesar del veto de la dirección, de organizarme para mantener la izquierda y de haber sido elegido como cargo público de IU». El líder de Izquierda Abierta asegura que «le están haciendo un traje» porque la confluencia IU-Podemos empieza a debilitarse, y tanto Garzón como Pablo Iglesias están preocupados porque «consideran a Asturias el laboratorio de una alternativa a su fracasada estrategia que represente a la izquierda seria sin tener que subordinarse a la indignación de Podemos».

Lo cierto es que los sondeos vaticinan que el pacto no funciona: GAD3 avanza que si las elecciones se celebrasen hoy lograrían 38 escaños, es decir, 33 menos de los que sacó Unidos Podemos el 26-J de 2016. Por ello, la posibilidad de una alternativa autonómica de izquierdas que movilice al electorado tradicional sin la necesidad de Podemos puede ser un fuerte varapalo para Iglesias y Garzón, que ven tambalear su acuerdo.